Capítulo 1

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Camila


Mi hermana Lucy y yo hemos pasado la mayor parte de nuestra vida junto la familia Wells. Cuando mi hermana cumplió 11 decidió que quería irse con nuestro papa. A mi mama le costó dejarla ir, una parte de su corazón se rompió y no me gusto presenciar todas las noches en la que ella lloraba, así que yo decidí quedarme con ella.

Jasmine Clint, es una gran chef reconocida con su estrella michelin y todo. Le dijo a la señora Wells que regresaría a su hogar – Canadá – para criarme como debía, como era de esperarse la señora Wells siempre desea lo mejor. Así que me pago mi educación solo para tener a mi madre trabajando para su familia.

En nuestra pequeña casa de servicio iban muchos tutores y lo agradezco, porque tengo una buena educación.

Sin embargo a medida que iba creciendo me daba cuenta de algo cuando miraba a Mackenzie Wells, la única hija del matrimonio para el cual mama trabaja.

*La primera; es infeliz.

*La segunda; su madre no desea que sea feliz.

Cada vez que intento opinar sobre esta situación, mama me calla.


—Esa pobre mujer ha pasado por mucho, solo déjalo estar — me dijo una vez que intente acercarme a Mackenzie — es mejor estar alejados de esas personas.

Así que hice lo que me pidió me he mantenido alejado de ella, aunque no se por cuánto. Esa chica es muy misteriosa y yo adoro los misterios.

~*~

Me concentro en el color que estoy preparando desde hace 10 minutos, Emma Miller me cuenta las 50 razones de porque odia tanto a la novia de su hermana.


— ¿Porque no la matas? — Lo digo seriamente y la mirada asustada de Emma me causa risa — era broma mujer.

—Oh gracias a Dios, porque lo menos que deseaba era tener a una compañera psicópata.

—Tranquila, mis ideas psicópatas son para raptar lindos rubios — río ante la cara de horror que ha puesto.


Decido concentrarme en mi trabajo, no es que ame el curso en el que estoy. Pero lo prefiero antes que estudiar psicología como mi adorado padre. Un padre que no ha dejado de llamarme, Lucy me tiene verde con sus sermones de: Es nuestro padre Camila, por favor. Está arrepentido.

¡Ja!, lo dice la primogénita. Mi hermana se ha licenciado en medicina solo para ser psiquiatra, le aplaudo sus logros. Pero deseo más en esta vida.


—Tienes una obsesión con los rubios, conozco a un rubio muy lindo pero su actitud no es la mejor.

—Oh no gracias, el único rubio en mi vida será David Guetta. ¡Amo a ese hombre! — Emma ríe.

Desde hace 2 meses que ha empezado el curso la he tenido loca con el tema de Guetta.

—Que lastima, le diré a mi hermano que el plan para buscarle novia a su mejor amigo no funciona.


Erick Miller, sé que habla de él.

La presentación de Emma fue: Hola me llamo Emma, tengo un hermano mellizo llamado Erick es muy guapo chicas pero es mío.

—El amor llega solo, algo así leí en una revista — digo y se encoge de hombros restándole importancia.


Cuando salimos Emma me pregunta si deseo un aventón, al decirle que me pasaran buscando empieza a bromear sobre un posible pretendiente y niego rápidamente con cierto asco.

Noto el auto de William estacionarse frente de mí, no muy lejos de mí veo como Emma se monta en un auto negro y noto una cabellera rubia en el volante.

Seguramente es el rubio del que me hablaba.


—Señorita Matthews, hora de irnos — dirijo la mirada hacia su rostro serio.

—Oh sí, disculpa William.

El camino a "casa" es silencioso, William es un robot. Estoy casi segura de ello.

~*~

Créanme cuando les digo que intente estar lejos de aquella chica de mirada seria - Mackenzie -, pero fue imposible cuando ella al parecer le afecto tanto la presencia de su tutor sexy como a la mayoría de las féminas si lo vieran.

¡Porque vaya!

¡Sí que es sexy!

No pude evitar coquetear con él... sin embargo al mirarlo se me hacía un poco familiar y ese acento francés era más falso que el cabello colorido de Emma.


— Sabes pensé que eras una muerta en vida tan concentrada en tu piano — le digo delicadamente, luego de estar 10 minutos delante de la puerta decidiendo si iba a entrar o no.

Espero su rechazo, pero este no llega.

—Tal vez lo sea.

Está de malhumor, es algo muy notorio.

Por fin pude ver en ti esa adolescente que deberías de ser.

— Por fin pude ver en ti esa adolescente que deberías de ser.

—No te entiendo Camila — la miro. Son muy pocas veces con las que me encuentro con ella y siento un poco de culpa por ello.

—A ver Mackenzie siempre tratas de ser perfecta en todo y no lo eres — me gano una mirada nada agradable de su parte — ya va calma esos rayos laser que tienes por ojos, me refiero a que te he visto crecer más de lo que deberías.

—No sé de lo que me hablas.

—Tienes 17 años, debes ver el lado bueno de la vida, relajarse un poco no tiene nada de malo, no es un pecado reírse o divertirse — por un momento siento un malestar invadir por todo mi cuerpo. Soné como mi papa.

—Gracias por tu concejo, empezare mi práctica — que chica tan terca.

—Mackenzie, lo que te dije no lo digo por maldad, estas más rara de lo normal desde que Stefano se fue, solo acepta que te altera su presencia.

—Si... digo no... en realidad no se Camila.

—Es algo normal, es muy atractivo aunque con ese cabello blanco parece que tiene el invierno en su cabeza— ambas reímos por mi comentario.

—Yo... lamento mi actitud, es solo que Stefano me parece muy raro, hay algo que no me encaja y...— la detengo. Sé que hay algo raro con ese hombre, aunque dudo mucho que sea algo malo.

—Debes dejar de pensar tanto las cosas, te acuerdas cuando jugábamos de pequeña — niega— era genial verte así tan relajada ahora estas cambiada pero sé que todavía esta esa niña soñadora solo debes buscarla, ese es mi concejo para ti y mi mama pregunta que si quieres almorzar.

—Tratare de tomarlo en cuenta Camila gracias y si por favor dile que me lo traiga hasta acá.

—Con gusto—estoy dispuesta a irme, pero necesito decirle algo — y por favor Mackenzie no le digas a tu mama que te hable ya sabes para evitar problemas.

—No diré nada tienes mi palabra.

Esa chica necesita una amiga. ¿Qué pierdo con arriesgarme? 

Un Inesperado Amor Libro 1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora