Capítulo 7

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—Camila—


Me siento como los judíos cuando estaban en el campo de concentración formados.

La señora Wells camina de un lado a otro observándonos con esa mirada de depredador que se gasta, por un momento quisiera ser valiente y decirle sus verdades a la vieja sarnosa pero no lo hago por dos razones; mi mama, ella lleva trabajando mucho tiempo para esa bruja y sé que ama su trabajo. La segunda razón es Mackenzie, no quisiera herirla. Creo que tuvo suficiente con lo que yo misma provoque.

Dudo mucho que me perdone cuando se entere que por mi culpa su madre vino.


—Recuerden que yo me entero de todo lo que pasa en esta casa — sus ojos verdes se posan sobre mí e intento no ponerme nerviosa.

Si la señora Wells cree que recibirá información de esta casa gracias a mí. Está equivocada enormemente. Tal vez vaya siendo hora que busque algún lugar donde quedarme.

—Si señora — decimos todo al mismo tiempo.

—Mi hija no va a salir de esta casa y si alguno de ustedes la ven que está haciendo algo que no está estipulado en las reglas de esta casa, me llaman de inmediato ¿entienden? — entiendo que usted es una vieja manipuladora.

Sonrío por mi pensamiento pero dejo de hacerlo cuando Marian Wells me observa entrecerrando sus ojos lentamente.

Que mujer tan agotadora. Pobre señor Wells que la aguanta.

—Si señora— escucho como todos dicen y evito reír.

Sé que es la señora de la casa pero ella no se ha ganado mi respeto. Así que por ende no seré uno de sus títeres.

—Qué bueno ya se pueden retirar todos — la tranquila viene a mí —menos tú Mackenzie — estoy dispuesta a quedarme pero mi mama me mira como si leyera mis pensamientos.

—Eso no te incumbe, ayúdame a ordenar las compras — dice mi mama seria, así que la sigo a regañadientes y rezo para que Mackenzie este bien — deseo que te alejes de la señorita Wells.

—Mama yo...

—Es por tu bien hija — dice sutilmente — por favor.

—Está bien — suspiro cansada.

~*~

He aprendido que romper las reglas trae cosas buenas. Por esa razón he decidido hacer oídos sordos a las constantes advertencias de mi mama sobre Mackenzie.

—Entonces ¿Qué son? — pregunto interesada. Desde que se vio con Erick su mirada muestra un brillo peculiar.

— ¿Quieres la verdad? — Asiento frenética — no sé qué somos — la miro seria pero ella empieza a reírse.

Mackenzie Wells se está riendo y a carcajadas, pensé que no iba a vivir para ver tal acto.

—Pero dime que se besaron por favor — su rostro se torna rojo y sonrío.

—No te diré eso, es privado.

—Si se besaron tu cara lo dice todo, ¡que hermoso! — intenta distraerse con su musiquita clásica aburrida pero siento como de ella emana mucha emoción por lo ocurrido.

—Estas rompiendo las reglas no puedes hablar conmigo — su comentario me lo tomo a la ligera.

—Claro que no, yo estoy limpiando y usted señorita Wells está ocupada con sus prácticas.

—Llevas 1 hora limpiando la misma pared — sonrío, tiene razón incluso puedo alegar que la pared está más limpia que yo — no quiero traerte problemas Camila.

Un Inesperado Amor Libro 1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora