Camila
Odio a ese puto rubio.
Siento unas ganas inmensas de golpearle el rostro por lo patán que es.
En serio intente ser civilizada en el auto de camino aquí pero al parecer no le caigo bien y me lo hizo saber, por eso no dude en bajarme de su asqueroso auto y seguir mi camino.
Nadie iba hacerme sentir mal y menos un desconocido. Aunque debo admitir que me tomo por sorpresa que me buscara pero eso no significa nada y agradecí cuando su condición fue: No me dirijas la palabra, no somos amigos.
¡Claro que no lo somos!
Al llegar al hospital ni siquiera las gracias le di, sé que eso me hace quedar como una maleducada pero me vale tres camiones de pepinos.
—No creo que le llegue a caer muy bien Camila.
Es lo que me había dicho Mackenzie haciendo referencia al maldito rubio. Hable un poco con ella para saber su estado e intenté que regresara a casa pero la chica peleo por quedarse y ¿Cómo decirle que no?
Me sentí orgullosa por Mackenzie cuando defendió por qué deseaba quedarse, estaba cambiando y para mejor.
Ahora iba de camino a la residencia Wells para buscarle un poco de ropa limpia y hablar con Elah, lo único que me tiene preocupada es Jacob.
Si me llego a enterar que le ha dicho algo que la haga sentir mal, le pateare los testículos hasta dejárselos morado.
Al llegar por fin, agradecí que tuviera algo dinero para pagarle al taxista. Entre sigilosamente en la casa pero casi me caigo al ver a Elah Donovan mirándome seria y con una copa en la mano.
Demonios, esa mujer casi me da un infarto.
—Te vez terrible Caramelo — dijo con cierto cariño.
Elah Donovan tenia apodos raros, a su nieta le decía capullito y a mí caramelo.
—Eso no me ayuda mucho Elah — rio.
— ¿Qué ha pasado? — deja la copa en la encimera y me observa con cariño.
No dude en agarrar dicha copa y servirme un poco de la botella. Me lo bebí de un solo trago bajo la atenta mirada de Elah.
Empecé a contarle todo con lujos y detalles, desde que Mack y yo salimos de la casa como Sherlock y Watson hasta el accidente de Erick que lo había dejado en el hospital.
Decidí no contarle sobre el intercambio de palabras entre Jacob y yo. Eso no es importante en estos momentos.
Esperaba impaciente una expresión alarmada de su parte pero esta nunca llego.
— ¿Por qué estás tan tranquila? — pregunto nerviosa.
—He aprendido en mis pocos años — me guiña — que mantener la calma es lo mejor que puedes hacer en estas situaciones. ¿Te encuentras bien?
—Si... no... no lo sé — digo nerviosa — es que no pensé que todo terminaría de esa forma.
—La vida es así de inesperada con sus cosas — sonríe — me encargare de que nadie sepa que mi capullito salió de esta casa, busca algo de ropa para ella para llevarle, carga tu teléfono y ve a darte una ducha. Eso te relajara.
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Un Inesperado Amor Libro 1.5
Teen FictionCamila Matthews es conocida por su gran capacidad de entender a las personas, siempre soñó con ser una gran psicóloga, solo que el rencor a su padre no le ha permitido perseguir lo que ama. Su vida no era ni mejor ni peor que otras, pero algo cambia...