CAPÍTULO 10 : DÍA 5 - DESENFOCADA

206 70 11
                                    

La noche anterior nos quedamos charlando con las chicas hasta las dos y media de la madrugada.

Reímos, contamos historias, hablamos de la escuela, nuestras familias y de los chicos que les gustaban.

Ninguna podía creer que yo no estaba enamorada.

Les confesé que me habían gustado algunos chicos tiempo atrás, pero nunca me había enamorado de nadie.

Por momentos, sentía que el amor no estaba incluido en este tiempo de mi vida. Quizás por tanto escuchar a mis padres decir: "Todavía eres muy chica" "Ya tendrá tiempo de enamorarte" y tantas otras cosas.

Sofía me dijo que no era por eso, que en realidad no había conocido a la persona correcta. Que el día que "él" apareciera, no me iba a importar la edad, o lo que dijeran mis padres... simplemente me iba a enamorar. Y que no lo podría evitar. Que cuando sucediera, buscaría siempre estar cerca de esa persona, que me interesaría todo lo que le pasa, que me encontraría pensando en él a toda hora...

¿Así sería? ¿No podría controlar de quien me enamoraría? Y eso me daba un poco de miedo.

No podía enamorarme de cualquiera. Por ejemplo, no podía enamorarme de un chico como Enzo, que era odioso y frío con las cosas espirituales, que prestaba atención a las reuniones, que no quería perdonar a su madre y para completar la lista, no quería arrepentirse de sus pecados y ser Hijo de Dios.

Sabía que Dios tenía todo el control de las cosas que sucedían en mi vida, y un día pondría a la persona correcta a mi lado... alguien que amara a Dios, que me amara a mí y que se llevara bien con mis padres. ¿Será posible alguien así?

Pero porque mi mente no podía dejar de pensar en Enzo. La historia con su madre había despertado en mí una especie de lástima, debía ser eso. Además, las continuas peleas que teníamos, en cierta forma me divertían. Por momentos hasta lo buscaba para discutir con él.

Pero eso no podía ser amor, yo nunca me enamoraría de una persona como él, es más, era todo lo contrario al modelo de chico que yo buscaba.

Casi no había dormido en toda la noche. Mi mente discutía con mi corazón y hasta ahora iba ganando.

Enzo estaba en la lista de los "chicos malos", esos que no te convienen. Así que mi mente, dejó en claro que no podía sentir nada, nada, nada por él.

Cuando la alarma sonó esa mañana la apagué y seguí durmiendo, quizás había podido dormir dos horas desde que mis pensamientos habían parado.

La voz de Vicky gritando en la pieza me sobresaltó.

Todas las chicas nos habíamos dormido.

Eran las 9 de la mañana y el resto de los chicos estaban desayunando.

Si algo odiaba más que el brócoli, era levantarme a las apuradas en la mañana.

Siempre me gustaba tener tiempo para poder cambiarme tranquila, elegir mi ropa, ir al baño con tiempo, leer mi Biblia y ordenar mi mente antes de comenzar el día.

De golpe, tener que saltar de la cama, ponerme la primera ropa que encontré, correr al baño y en cinco minutos encontrarme sentada en la mesa del desayuno... eso no sacaba lo mejor de mí.

Me sentía mal humorada, enojada conmigo misma, pero a la vez con una sensación de querer estar sola y que nadie me hablara... en parte la causa eran mis pensamientos de la noche, pero quizás esos días hormonales del mes se acercaban y estaba más sensible de lo habitual, quería que esa fuera la razón.

— ¿Puedo sentarme acá? —preguntó Damián.

— Mmj—respondí con pocas ganas.

— ¿Todo bien?

MISIÓN Campamento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora