CAPÍTULO 16 : LA CARTA

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Regresar a la vida normal fue difícil.

No solo por el cansancio que traíamos luego de siete días de dormir poco y hacer muchas actividades, sino también porque se extrañaba al grupo, a los chicos y chicas y extrañaba a Enzo.

El lunes comenzaban nuevamente las clases. Otra vez la rutina de escuela, tareas, academia de inglés y todo lo de siempre.

Esa primera semana transcurrió monótona y tranquila.

El sábado "post campa", Damián y Vicky habían organizado una actividad especial de juegos y pizzas.

Fue divertida y casi todos los chicos del campa estaban, menos Enzo.

¿Qué le habría sucedido?

Había esperado con ansias la llegada del sábado para verlo, y grande fue mi decepción ante su ausencia.

Tenía su contacto en whatsapp, instagram, podía preguntarle y sacarme la duda. Pero no iba a hacerlo, no quedaría expuesta preguntando por su ausencia.

La siguiente semana se juntaron varias pruebas y entregas de trabajos prácticos, así que me la pasé estudiando y haciendo maquetas y planos. Traté por todos los medios de ocupar mi mente para no pensar en él.

Nada funcionó. Allí clavado en el centro de mi corazón estaba su mirada, su risa, su voz...

Estaba enamorada.

El sábado siguiente, Enzo tampoco asistió.

Ya me estaba preocupando en serio.

Mi corazón estaba intranquilo.

Sus estados no habían sido actualizados y en el grupo de ados nadie sabía nada de él.

¿Qué debía hacer?

La incertidumbre me estaba matando. Ya poco me importaba quedar expuesta, ser obvia y todo lo que antes había pensado. Decidí enviarle un mensaje. Preguntarle como estaba, algo casual.

Lo envié y no recibí respuesta.

¡Era el colmo!! Me clavó el visto y no me respondió.

¡Ese chico tenía que escucharme!

Grabé un audio. Bastante molesta. Pero antes de enviarlo lo borré.

¿Qué haría uno de mis personajes? Ana Black iría directo a su casa y lo enfrentaría sin rodeos.

<Yo no podría, ni loca haría una cosa así>

Alana quizás provocaría un encuentro casual... a la salida de la escuela, en un quiosco, aunque haya tenido que esperar dos horas.

¿Y la Agente Giuly Carter? ¿Cómo actuaría ella? ¿Qué sería lo correcto?

Señor... ¿qué es lo correcto? ¿Qué quieres tú que haga?

Comencé a orar por él.

Más allá de los sentimientos que me unían a Enzo, me preocupaba que hubiera dejado de asistir a la iglesia. Después de recibir a Cristo necesitaba congregarse y crecer. El enemigo destruiría su vida si estaba lejos de Dios.

Si Dios lo permitía de alguna manera me encontraría con él.

Pasó otra semana y no había respuesta.

Vicky me comentó que Damián había intentado hablarle pero nunca le respondió. Hasta habían ido a su casa sin que nadie los atendiera.

Un mes después del campamento, un lunes por la tarde llegó a casa una carta.

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