CAPÍTULO 13 : DÍA 6 (2 parte) UN MENSAJE ESPECIAL

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El tiempo de juegos fue libre.

Varios chicos armaron un partido de futbol, otros estaban en una ronda jugando al "cinco quemo". A la orilla de la cancha unos grupos de chicas tomaban mate.

Recorrí con la mirada todo el grupo. ¿A quién debía acercarme? ¿Cuál era mi próxima misión?

Estaba distraída. No lo sentí llegar.

— ¿Podemos hablar? —dijo Matías que estaba parado muy cerca de mío.

Me sorprendió su presencia y también que quisiera hablar conmigo. Había tantos chicos con problemas que necesitaría su consejo, ¿Por qué perder el tiempo charlando conmigo?

— ¿Nos sentamos? —agregó señalando un banco de troncos que estaba cerca de nosotros.

Lo seguí en silencio y me senté.

— No te asustes, no voy a retarte, solo quería hablar con vos— aclaró, quizás al ver la expresión de sorpresa o pánico en mi rostro— Varios de los chicos con los que hablé mencionaron que antes habían hablado con vos, dijeron que les aconsejaste, los ayudaste y hasta a varios les predicaste.

— Sí, bueno..., me gusta ayudar.

— Es más que eso Giuly. Dios te ha dado un don especial. Creo que no dimensionas el potencial que tienes. Eres una evangelista nata. Es raro que alguien tan joven demuestre tan claramente su don.

— No lo sé— dije encogiéndome de hombros— Todavía no se cuales sean mis dones, pero puede ser que después de este campa tenga más confirmado el de evangelismo.

— ¡Yo diría que muy confirmado!

— ¿Sabes Matías? Yo no quería venir a este campamento. Hasta hace un mes atrás, nadie de este grupo me importaba, me sentía una víctima, no estaba integrada y varios de ellos se burlaban de mí. Pero Dios trabajó en mi corazón, me mostró que me ha dado tanto y que no tengo de que quejarme o victimizarme. Fue como si una venda se cayera de mis ojos y de golpe pudiera ver todo con claridad.

— Creo que debes explotar este potencial. Y de eso quería hablarte—me dijo sonriente— Cuando me convertí, quería predicarle a todo el mundo. Me paraba en la calle y le predicaba a cualquiera que pasara. Pero me faltaba conocimiento, capacitación, práctica, hasta tacto para hablar con la gente y no asustarla. Entonces un hermano de la iglesia me contó de un proyecto donde podía capacitarme y predicar. Era un barco que iba a diferentes puertos y en cada lugar predicaba...

— ¿Hablas de el Logos? — dije antes que terminara.

— ¿Lo conoces?

— Sí, una chica de la iglesia estuvo casi un año sirviendo allí, fue una experiencia maravillosa para su vida y maduró y creció mucho en ese tiempo.

— Me pasó lo mismo. Pasé más de seis meses trabajando en el Logos mientras estuvo en Centro América. Fue un impacto en mi vida tremendo. Crecí, maduré, prediqué en diferentes países, conocí a muchas personas, y regresé a mi iglesia renovado y con ganas de servir a Dios tiempo completo... Creo que sería una gran experiencia para vos. Te serviría estar un tiempo en el barco, madurarías, aprenderías a trabajar en equipo, tendrías la oportunidad de hablarle de Cristo a tantas personas... ¿no te gustaría?

Me sorprendió su propuesta. Nunca había pensado que yo podría ir al Logos. ¿Sería a caso una nueva misión que Dios me estaba dando? ¿Sería Matías un mensajero que Dios estaba utilizando para despertar una nueva inquietud que me llevaría fuera del país?

— No lo había pensado...—respondí— si esto es lo que Dios quiere para mi vida... estoy dispuesta.

— ¿Sabes Giuly? Me hubiera gustado que las cosas en mi vida fueran diferentes, haber tomado otras decisiones, haber aprovechado las oportunidades... por eso te aliento a que no pierdas tiempo, no dejes que el mundo, el éxito, las metas que la sociedad impone te impidan servir a Dios... La vida es muy corta, se pasa volando... y jamás te arrepentirás si inviertes tu juventud en servir a Dios y predicar de él a otros.

—Gracias por tus consejos, los tendré muy presentes—respondí con sinceridad.

Muchas veces mis padres me habían dado el mismo consejo. No fijar mi mirada y mis metas en las cosas de este mundo. Siempre me desafían a mirar al cielo, a buscar más y más lo que Dios quiere que viva y haga.

Matías se levantó de su lugar y se alejó buscando algún otro chico, seguro para darle algún buen consejo como a mí.

La charla con Matías me dejó pensativa.

¿Sería posible que viajara al Logos? ¿Mis padres me dejarían? ¿Y mi carrera? ¿Podría postergar estudiar Traductorado de Inglés un año más? ¿Qué quería Dios para mi vida?

Debía calmar mi mente.

Las preguntas e inquietudes venían una tras otra.

Señor, dejo todo en tus manos. Tú tienes el control de todo. Quiero que mi vida te sea útil, acá, en el Logos o donde tú quieras, Ayúdame a descansar y confiar en ti.

Luego de la cena tuvimos un "fogón simbólico". Como hacía tanto frío afuera, Damián armó un montón de leña en medio del comedor y todos nos sentamos en ronda sobre frazadas y apagamos un poco de luces y tuvimos un hermoso tiempo de canciones y testimonios.

Luego de cantar cada uno debía decir una experiencia que vivió en el campamento y fue de impacto a su vida.

Todos tenían mucho que contar.

Renata, Ulises, Carol, Tomás... uno a uno fueron pasando y contando cómo fue que recibieron a Cristo o como los mensajes tocaron sus vidas y que cosas del campa quedarán por siempre en sus recuerdos.

Cuando fue mi turno, no sabía muy bien que decir.

Todo el campamento había marcado mi vida, desde antes de comenzar, mejor dicho. Pero cuando me tocó hablar mi mente me llevó a compartir otra cosa.

—Este campamento ha sido muy importante en mi vida. No podría especificar un hecho puntual o un momento exacto, pero creo que fue un proceso que comenzó desde antes de llegar. He aprendido que soy completamente ingrata y desagradecida— era verdad, luego de conocer las vidas de ellos comprendía lo afortunada y bendecida que me sentía— Dios me ha dado tantas cosas, tantas... y durante mucho tiempo me enfoqué en algunas que "creía me faltaban"... protesté, me victimicé, renegué... todo por ver "el vaso medio vacío", en vez de ver todas las bendiciones maravillosas que Dios me ha dado. A medida que los conocí a cada uno de ustedes, pude valorar lo valientes que son, y como a pesar de las cosas difíciles que les han pasado en sus vidas han tomado la decisión de confiar en Dios y seguirle. Tengo mucho que aprender de ustedes. Eso es todo... Gracias.

Siguieron un par de chicos más y luego fue el turno de Enzo. Después nuestra cercanía en el juego de la escondida, no habíamos vuelto a hablar. En cierta forma creo que los dos estábamos evitándonos.

Cuando levantó la mirada para comenzar a hablar, nos miramos a los ojos y no puedo explicar que... pero vi en él a alguien diferente. La sombra fría de su mirada había desaparecido y sus ojos brillaban de una manera especial.

— Muchas cosas de este campamento marcarán mi vida para siempre—comenzó diciendo— Acá conocí a Jesús como mi Salvador, y acá también conocí a personas diferentes... nunca había estado con chicos de nuestra edad tan generosos y amistosos, tan dispuestos a escuchar y ayudar... Comparto con Giuly que he aprendido mucho de ustedes, de verdad... Creí que en la iglesia guardaban las apariencias, y que después vivían como el resto de las personas, pero vivir a su lado siete días... me mostró que de verdad la vida cristiana es diferente. Y quiero esa vida. Yo quiero poder vivir con esta paz, esta búsqueda de Dios cada día de mi vida y no solo los sábados cuando esté en la iglesia. Lamento haber sido un patán con muchos de ustedes y espero que me perdonen...—concluyó diciendo.

Todos los chicos compartieron su experiencia en el campa y volvimos a cantar un par de canciones más.

Cerca de las dos de la mañana nos fuimos a dormir.

Mañana después de medio día vendría el colectivo a buscarnos.

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