Capítulo 29

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Justo como me indicaron esperé pacientemente en la esquina de mi calle a que me recogiera una camioneta de vidrios oscuros que no tardó mucho en hacer presencia. No esperé a que nadie bajara, no aguardé a que alguien me indicara que debía subir, abrí la puerta trasera y entré al auto.

—Ha pasado mucho tiempo. —Se hace escuchar aquella voz ronca tan familiar que escuché al teléfono.

—Un año pasa muy rápido, Tío Esteban.

No nos dirigimos ninguna otra palabra el resto del camino, guardamos silencio hasta llegar a la importantísima cena a la que se me había invitado. Lo tengo todo muy claro. Seré sus ojos y oídos desde ahora en adelante mientras él no esté. Un nuevo socio amerita nuevas responsabilidades, nuevos riesgos. Y al parecer tengo que cuidar de un tipo que no se sabe cuidar sólo. No me agrada mucho la idea de la palabra "Guardaespaldas" y de hecho, no me agrada para nada. Pero si algo he aprendido en todos estos años es a no llevarle la contraria a Esteban, y según él, no hay mejor persona para este trabajo que su sobrino.

El auto se detiene frente a un edificio que te hace querer ver hasta dónde llega su fin. Salgo del auto y escucho que Esteban le dice algo al chofer antes de partir, en estos momentos me siento afortunado de escoger la vestimenta correcta para un lugar tan elegante. Sé que tengo un Tío ambicioso que no se conforma con cualquier cosa.

—He reservado un excelente lugar en la terraza para nuestra pequeña reunión —empieza diciendo, satisfecho de su decisión al momento que se cierran las puertas del ascensor—. Nunca me has decepcionado, Ariam. Espero grandes cosas de ti.

En ese momento se abren las puertas y proseguimos a sentarnos en una mesa ya preparada por los meseros de este lugar. Hay que admitir que Esteban tiene buenos gustos. Nos sirven un champagne delicioso mientras disfrutamos el aire fresco de la noche y una vista preciosa.

Lo bueno fue que no nos hicieron esperar mucho, se abren las puertas del ascensor y dos hombres bien vestidos caminan hacia nuestra mesa. Me sorprendió que a Esteban no le disgustara esperar, es una persona muy ocupada y todos sabemos que a ese tipo de personas no les gusta esperar. Casi me ahogo ridículamente con el champagne al ver quiénes se nos presentan delante. Nos levantamos para saludar cómo es debido ¿Qué demonios está haciendo Marcos aquí?

—¿Él? —decimos los dos al unísono con evidente dramatismo.

Genial.

Guardaespaldas de mi enemigo.

Bipolar© [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora