Ep.1 : 翅膀

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corregido


Las plumas comenzaban a caer de sus grandes alas que un día habían sido de un blanco platino, similares a la divinidad. La tristeza se veía reflejada en ellas haciéndolas decaer y volviéndolas de un gris oscuro.

A penas se movían.

Sus muñecas estaban marcadas con sangre debido a las cadenas que las sujetaban y de las que tanto había tratado de liberarse en un vano intento, al igual estaban sus tobillos, rasguñados, se tornaban al rojo vivo, por culpa de las heridas hechas una y otra vez, a la piel le costaba regenerarse de nuevo.

El frío tampoco le era agradable, al estar acostumbrado a un ambiente cálido como el que era el cielo y a sus cómodos ropajes, el ser despojado de ellos y encerrado en aquel frívolo sótano en a saber qué sitio solamente con el consuelo de poder envolverse con el calor que su propio cuerpo emitía, había sido un cambio drástico, un verdadero desconocido.

Pero el tiempo no era eso lo que más lo aterrorizaba de aquel lugar.

El ser un ángel le traía ventajas, habitaban poderes dentro de él (ahora desconocidos), y a pesar de haber usado todos y cada uno de ellos para tratar de escapar, algo bloqueaba su magia, quizás era la influencia del nuevo mundo, o quizás solamente el lugar, sin cabida a respuestas, solo uno le había funcionado. Y no era que le fuera de demasiada utilidad el que su alrededor se iluminase. No, definitivamente eso había sido mucho peor.

No era el único en aquel sótano, pero solo él se encontraba con vida.

Desde ese momento no había vuelto a ver nada más que oscuridad cuando estaba a solas. Le daba miedo tener que ver de nuevo los rostros de aquellos seres deformados por la ardua tortura, el olor de la sangre lo había mareado desde un principio, pero haberla visto sobresalir de los cuerpos ajenos lo había hecho querer vomitar la nada que había en su estómago.

"¿Cuánto llevaba sin comer?" se preguntó exhausto, dudaba haber probado un solo bocado de comida terrestre desde que llegó ahí, de lo cual no tenía consciencia. Tiempo. No había ventana que le diera algún indicio de qué hora era, de si era de noche, de día, de cuánto tiempo había pasado sin respirar aire limpio, sin que la cálida luz del sol golpeara su piel. Solo la había notado una vez en su corta vida, y echaba de menos su calidez. 

Nunca había conocido el hambre, la tristeza, el sentimiento de querer volver atrás, de querer morir. Ya debería estar muerto.

Pero sus raptores lo tenían pensado. Era un ángel, un ser inmortal, no tenían que estar pendientes a alimentarlo como a otros seres, sabían que no pasaría nada más que llevarlo a rincones desconocidos de su cabeza, donde exploraría la locura y pensamientos más oscuros que una forma pura podría atreverse a formular. Y era así, la peor tortura: el estar a punto de morir de hambre, pero sin ser capaz de morir jamás.

Los supremos tomarían esa vivencia como un acto de valor y de experimentación, él ya no sabía ni cómo pensar con claridad.

Su estómago volvió a rugir con fuerza, pero HongJoong, cansado, se obligó a ignorarlo, tenía sueño; mucho sueño, no había podido descansar. Y en aquellos momentos sus párpados pesaban tanto que dudaba que pudieran volver a abrirse en su totalidad.

Pero el sonido de unas cadenas arrastrarse lo hizo volver a la realidad. Reaccionó y, olvidando el hecho de que estaba atado por piernas y brazos en  intentó huir, obviamente aquello no dio resultados positivos, solo hizo que soltara un inhumano sonido de queja por sus labios al notar como sus heridas volvían a ser abiertas.

Una carcajada retumbó por todo el lugar, tragó saliva tratando de buscar el origen de aquella siniestra risa, pero debido a la oscuridad no pudo encontrarlo.

𝐒𝐄𝐃 || MinJoong [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora