Ep.5: 醒来

3K 526 215
                                    

Tenía suerte de que el ángel no hubiera hecho el amago de huir de nuevo al ver la herramienta. Lógicamente se asustó, no conocía a MinGi de nada y capaz había visto diferentes instrumentos parecidos en aquel lugar del cual lo habían rescatado, y dudaba que lo hubiera visto para desatornillar precisamente objetos inanimados

El pelirrojo se mantenía tenso mientras que MinGi se encontraba arrodillado frente a él tratando de sacarle la última cadena que le quedaba, tanto las muñecas como los tobillos ajenos estaban al rojo vivo, pero curiosamente, cada vez que MinGi los miraba parecían normalizar a su pálido color original.

Eso fue lo primero que descubrió sobre las habilidades del ángel: Sanaba velozmente, aún así no sabía si debía o no vendarle las heridas que tan rápido se curaban.

—Listo.— Murmuró MinGi tirando la gorda cadena a una esquina de la habitación logrando que un sonido metálico y desagradable inundara sus oídos, alzó la mirada, encontrándose con los ojos cristalizados del ángel que lo observaba a punto de romper a llorar. Mingi se alarmó, se levantó de un saltó causando que el desconocido abriera la boca, como queriendo decir algo pero sin saber exactamente el qué.— ¿T-te ocurre algo? ¿Ángel?— Pensaba que quizás lo había dañado de alguna manera por error.

Las primeras gotas comenzaron a caer por su rostro, humedeciendo su pálida piel en el proceso, MinGi lo miraba alarmado y nervioso ¿Acaso había hecho algo mal? Y HongJoong no sabía lo que estaba pasando.

Antes lloraba por sentirse solo, por estar en aquel lugar, sin embargo no entendía por qué sus ojos se inundaban cuando sentía un gran alivio en el pecho, por el simple hecho de ser liberado al fin, por no tener que soportar aquel pesado metal que servía para recordarle su esclavitud al rededor de distintas zonas de su cuerpo. MinGi no supo hacer otra cosa que sentarse de nuevo en la cama y abrazar el delgado cuerpo con sus manos temblorosas, en una especie de abrazo incómodo que reconfortó al ser, quien de forma instintiva, se tensó durante segundos antes de recordar que MinGi no era el enemigo.

Apoyó la cabeza sobre el hombro impropio mientras que hipidos se apoderaban de su cuerpo, sentía calidez después de mucho tiempo, algo similar a estar en casa. Había extrañado demasiado aquella sensación. Sintió los dígitos del humano pasar sobre la fina piel de su rostro, más precisamente bajo sus ojos para así apartar las lágrimas que aún resbalaban a un inconcluso ritmo.

El pelirrojo miró de reojo a MinGi, sintiéndose avergonzado sin saber exactamente por qué ¿Quizás porque le estaba molestando? Aquel pensamiento hizo que se sentara correctamente, evitando los ojos del azabache, quien no la apartaba del que intentaba mantener su rostro oculto.

MinGi sonrió de manera mínima y acarició el mentón del ángel haciendo que le mirara directamente.

—Ya has llorado bastante.— Habló lentamente intentando que le entendiera, en un tono suave que relajaba al inmortal.—Vamos a la cocina, comerás todo lo que quieras, bueno... o lo que tenga, ahora no es mucho.— Rió sin gracia, pero el ángel sonrió sin entender demasiado.— Y luego puedes darte un... Baño... No sé si me entiendes.

El ángel repitió su acción y MinGi golpeó su frente internamente: Era obvio que no.

Se levantó, aún manteniendo su actitud delicada para no alterarlo un poco más. Le tendió la mano al mayor, y este frunció el ceño, mirándolo sin saber exactamente qué hacer.

—Tú.— Le señaló.— ¿Sabes andar?— Como si sus dedos fueran piernas, las paseó por la palma de la mano que antes habían señalado al pelirrojo, repitió el gesto un par de veces antes de que el mayor captara el mensaje, sus ojos se iluminaron al entenderlo y MinGi mordió su labio inferior.

𝐒𝐄𝐃 || MinJoong [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora