Ep.7: 克星

2.7K 465 187
                                    


Un portazo lo puso alerta, despertó de golpe, casi cayéndose de la cama hacia el suelo de aquella sucia habitación de hotel en carretera debido al simple susto.

Agarró la pequeña arma que había en la mesilla a su lado, no dudó en apuntar hacia el recién llegado después de cargarla en un rápido movimiento que hizo más por autoreflejo que porque quisiera.

—Relájate, bestia.— Ordenó WooYoung sin sorprenderse en lo más mínimo de su actitud. Convivir con el mayor llevaba consigo acostumbrarse a la tensión constante de que pudiera apuntarte en cualquier momento con algún objeto punzante o armas de fuego, como lo era aquella.

Hizo una mueca, para acto seguido tirarle una bolsa de papel cerrada al azabache, quien suspiró al ver que el que recién llegado no se trataba de otra persona que de su némesis. Dejó el arma a un lado.

—¿Qué es?— Preguntó abriendo la bolsa. El menor se apoyó contra la pared, mirándolo con aburrimiento.

—Algo tendrías que comer.— Encogió sus hombros mientras que relamía sus labios, quitándole importancia.— No es mucho ni es lo mejor, pero es algo.

SeongHwa finalmente admiró el contenido de su bolsa: Una simple hamburguesa mordisqueada por la esquina y una bolsa de patatas a la mitad. Alzó su mirada hacia WooYoung enarcando una ceja, mas este la desvió, mordiendo su labio.

—Tenía hambre ¿Vale?— Confesó con el ceño fruncido.— Comí una pero son muy pequeñas y la publicidad es engañosa ¡Esas cosas parecen gigantes en el cartel! Pero a penas cubría mi mano y, bueno... la tuya olía demasiado bien de camino y estaba aún calentita y no pude evitar probarla, pero un poquito.

—Dejaste la mitad.

—"Un poquito" es relativo para cada quien.

—No, "Un poquito" es una mordida, no esto.— Sacó la hamburguesa, mostrándosela a WooYoung. Este puso los ojos en blanco.

—¡Bueno! ¡Perdón por haberme acordado de ti!— Exclamó con un exagerado y evidente sarcasmo.

SeongHwa suspiró, harto de la actitud de su acompañante.

—No seas bebé, no te enfades por esto.— Murmuró dejando la bolsa con la comida a un lado.

WooYoung hizo una mueca dándole la razón. Se acercó a él, subiéndose en la cama y gateando hasta que pudo sentarse a su lado. Frunció el ceño.

—¿No vas a comer?

SeongHwa negó.

—No tengo hambre ahora.

—Llevas un tiempo sin comer, ya no somos inmortales, bebé.— Murmuró el menor, agarrando la bolsa de nuevo para entregársela al mayor, sin embargo, este la echó hacia atrás.

—Lo que menos me preocupa ahora es morirme de hambre, la verdad.

WooYoung lo miró tragando saliva, dejó la bolsa a un lado para acariciar la suave piel del rostro de su némesis.

—Lo vamos a recuperar.

—El tiempo se agota, WooYoung, y este imprevisto puede costarnos mucho.

—Raza de pecadores empoderados y este será nuestro cielo.— Murmuró el de cabello lavanda, sentándose a horcajadas sobre las piernas de SeongHwa. Se acercó a su oído con una sonrisa coqueta en el rostro.— Al menos por ahora, hasta que consigamos volver.— Susurró, para luego morder el lóbulo con levedad. El mayor ignoró el gesto.

—¿Y si él ya ha vuelto?— Se preguntó más a sí mismo que a su acompañante, el cual estaba demasiado ocupado como para responder al instante besando el cuello contrario. SeongHwa suspiró, embelesado con los cariños de su ajeno.

—Por favor.— Le quitó importancia. Pasó sus manos por la espalda de SeongHwa, reparando en cada profunda cicatriz que decoraba la piel de esta.— A penas eran tres simples humanos. Un ángel cae solo en su propia perdición. Son demasiado curiosos, demasiado... Niños. Aún siendo así, son difíciles de controlar.— Relamió sus labios, recorriendo con su índice el pecho impropio.— No tardará en caer pronto en su debida trampa y aun sin darse cuenta, volverá a nuestras manos, nos necesita, SeongHwa, al igual que nosotros a él.

Las palmas de SeongHwa recorrieron la cintura del menor, miraba su cuerpo sin expresión alguna en su rostro. WooYoung no tardó en acercarse para tirar de su labio inferior con sus dientes, haciéndole reaccionar.

Uno de los caídos sonrió ladino, al fin conectando su oscura mirada con la ajena. Un brillo se instaló en ella, destacando entre aquellos dos pozos negros.

Acercó su rostro al impropio con lentitud, y antes de besarle, susurró:

—Qué suerte tuve de que mi némesis fueras tú.

𝐒𝐄𝐃 || MinJoong [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora