Ep. 12: 怀旧

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No entendía la razón de dejar aquel lugar el cual, por unas semanas, había considerado su hogar. MinGi le había explicado, con lentitud, como si de un niño pequeño se tratase, el por qué de su partida, de la ausencia del que se había convertido un cálido escondrijo.

Había comprendido que era ¿Por él? Por lo que había ocurrido desde su llegada a la tierra, estaba seguro de que aquellos individuos tenían algo que ver con su abandono. O eso creía.

Siendo sinceros, su habilidad con la lengua aún no se podía considerar la mejor, pero ¡Aprendía rápido! Era esperable viviendo con humanos las veinticuatro horas de día y escuchando constantemente sus banales conversaciones, además de viendo aquella extraña cajita donde tampoco dejaban de conversar entre ellos. Se había sentido bien consigo mismo al comprender más de una palabra que había sido pronunciada por MinGi.

Pero de igual manera, había acogido cariño a aquella pequeña estancia, a aquel lugar tan cómodo que MinGi solía apodar "cama". No quería irse, simplemente no.

—¡Suéltate!

—¡No!

—¡Suéltate, ángel, maldita sea!— Volvió a exclamar tirando del pequeño cuerpo el cual se había adherido al cabecero de la cama, envolviendo sus manos en una esquina, haciéndole más difícil al menor la oportunidad de hacerle entrar en razón.

—¡No, MinGi! ¡No! ¡No! ¡No!

—¡Es por tu bien!

—¡No quiero, MinGi!

Se había arrepentido de enseñarle aquella palabra a la hora de comer. HongJoong parecía haberle dado un nuevo uso.

Suspiró ¡Aquello era inútil! Una completa pérdida de tiempo que no llevaría a ninguna parte. Mientras ambos continuaran en ese plan, el pelirrojo no daría su brazo a torcer en ningún momento, era demasiado cabezota como para hacerlo.

Soltó el cuerpo, el cual en seguida pareció relajarse. El poseedor de este volteó su rostro para dirigirle una mirada extrañada junto con un ceño fruncido.

—HongJoong.— El nombrado relamió sus labios, observándolo, aún continuaba con las manos sobre la esquina del cabecero, pero había aminorado la presión sobre este para poner su máxima atención a las palabras de MinGi.— Por favor.

—MinGi, no quiero...

—¿Por qué no quieres?— Pronunció vocalizando despacio, tratando de obligarlo un poco a que hablase, que practicara el vocabulario que ya sabía.

—Me gusta esto.

Sin duda, enseñarle con comida era lo mejor. 

El mayor abrió la boca, no parecía encontrar las palabras suficientes como para definir sus pensamientos. Mordía su labio inferior tratando de pensar, con tal fuerza que MinGi pensó que terminaría por lastimarse. Se sentó sobre la cama, dispuesto a esperar lo que fuera por escuchar una palabra salir de la hermosa boca del celestial.

—Me gusta aquí.— Señaló a su al rededor, las paredes vacías, la cama desecha, algunas cajas amontonadas. No era el mejor lugar, pero al ángel parecía encantarle.

Tampoco es que tuviera conocimiento de algo mejor.

—Ya lo sé, pollito.— Jamás le confesaría a San que realmente le gustaba ese apodo. Acarició la colcha que descansaba plácidamente sobre el colchón, nostálgico.— Yo tampoco quiero irme. No quiero.

—¿Por qué?

HongJoong al fin se soltó de su agarre, casi gateando hacia él debido a la poca distancia que los separaban. Las alas del mismo se arrastraban junto con su cuerpo, caídas, obedeciendo al movimiento base de su anatomía.

𝐒𝐄𝐃 || MinJoong [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora