Ep.11: 房客

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La habitación se mantendría completamente a oscuras si no fuera por las pequeñas ventanas que apenas eran capaces de iluminar cierta parte de la sala. La luz juguetona se colaba por las rendijas llegando hasta las estanterías, posándose sobre los viejos libros recubiertos de polvo y creando quizás, una bonita visión después de tanta confusión.

YeoSang caminaba de un lado a otro, haciendo resonar sus zapatos oscuros y su bastón el cual lo acompañaba a todas partes mientras que su contrario no dejaba de jugar con sus dedos, quizás, algo inquieto por la nueva noticia.

—¿Inquilinos?— Preguntó, mirando al rubio el cual únicamente leía el título en los laterales de los libros.— ¿Cuándo?

—Lo más pronto posible.

Aquel murmuro se hizo presente por toda la gran sala. Suspiró.

—¿Por qué yo?

—Escúchame, YunHo. Eres una de las pocas personas que conozco que no viven en la gran ciudad y a las que podía acceder. Deben estar lejos, de todo, de todos.— YeoSang relamió sus labios, al fin dirigiendo su mirada hacia el contrario.— Eres consciente del peligro que existe con las presencias.

Jeong mordió su labio, desviando su vista hacia el suelo, sintiéndose algo cohibido.

—¿Podrías repetirme quiénes son los que vienen, por favor?

—Un ángel y su novio humano.

El menor no pudo ocultar una sonrisa, no sorprendido con la noticia del ángel después de haber escuchado la historia.

—¿Un novio humano?

—Bueno...— Rascó su nuca, dudoso.— No sé si son novios, pero Hongjoong no parecía querer separarse de él. Ese joven mundano es extraño.

—Kang, no estoy seguro de que esto sea buena idea.— El tono inseguro y su mirada baja lograron que YeoSang al fin le prestara su completa atención.

El brujo caminó hasta colocarse frente a él. Normalmente, estando ambos en pié, la diferencia de estaturas era evidente, mas teniendo a YunHo sentado podía sujetar su mentón con el índice, indicándole que no apartara su mirada de la suya.

—Explícate.

—Es decir... soy un humano.— Murmuró.— Esto es muy peligroso, están buscando al celestial para hacerle cualquier barbaridad con el objetivo de... a saber qué, si todo lo que me has dicho es real, seguramente sean capaces de matar ¡No tengo poderes como tú! ¿Y si no logro protegerlos? ¿Y si se lo llevan, YeoSang? ¿Y si pasa algo que no soy capaz de controlar? ¿Y si...?

—Eres tan ingenuo.— Interrumpió relamiendo sus labios y sonriendo de manera ladina.— Ellos no son para nada tu responsabilidad. Solo habitarán aquí durante un tiempo hasta que sepa qué hacer con el ángel. De resto, solo les debes lo básico.

—Pero... ¿Y si pasa algo? No sé, Kang...

—Es tu obligación.— Aclaró con seriedad.— No puedes decir que no. Recuerda, Jeong, me lo debes.

El contrario resopló, frunciendo el ceño. Simplemente ¿Por qué? Esos recuerdos llevaban años ardiendo en el mismo fuego, esperando ser quemados, expectantes por sentirse útiles en algún momento de su existencia.

Y por fin, ese entonces había hecho acto de presencia, él seguía siendo el protagonista del momento.

Solo que el momento no era agradable, para nada.

Tardó unos segundos en volver a hablar.

—Eres un rencoroso.

—Lo sé.

—Y un idiota.

—No tienes derecho a llamarme idiota, es incongruente si viene de la boca de otro idiota.

YunHo bufó reteniendo una risa.

—Estaremos en contacto.— Continuó hablando YeoSang.— Lo sabes ¿verdad? Si ocurre algo trata de llamarme.

—Es estúpido que me confíes un trabajo de tal magnitud a mí ¿Por qué no te quedas tú mi casa y yo me mudo a tu piso hasta que solucionemos esto?

—No creí que pudieras ser más tonto.— Habló, sobando el puente de su nariz.— Necesito tiempo, YunHo, todas mis cosas y contactos se encuentran en la ciudad. Me es más fácil el hecho de que se queden aquí, contigo.

El humano frunció el ceño debido al insulto, abultando su labio inferior inconscientemente en forma de queja, para acto seguido suspirar, rindiéndose ante la lógica de su ajeno.

—Está bien, lo haré.— Aceptó finalmente, sin ganas. YeoSang sonrió.

—Tampoco es que tuvieras otra opción.

Las suaves caricias en su mentón hicieron que el más alto se relajara.

—Te odio.

—Me deseas.

YeoSang se acercó a los labios de YunHo, dejando un suave roce sobre ellos, apenas un toque superficial que hizo que el humano abriese los ojos de manera exagerada, echando su cabeza hacia atrás, con una evidente sorpresa reflejándose en su rostro.

El brujo rió, cubriendo su sonrisa con una de sus delicadas manos.

—Qué puro eres.

YunHo trató de hablar un par de veces en un vano intento, hasta que por fin, fue capaz de vocalizar.

—¿Por qué..?

Acarició los cabellos del alto, como solía hacer usualmente cuando estaba disperso.

—Me apetecía, siento que debía de compensarte esto que vas a hacer con algo. Y esto es lo que te podía dar por ahora.— Habló, dando un par de pasos, alejándose de él hacia la salida de la biblioteca.— No te lo tomes muy en serio, semental.

YunHo rió, aún con los nervios a flor de piel y levantándose del asiento, logrando que su presencia se hiciera más notable debido a su altura.

Caminaron, ambos hasta la entrada del hogar, ya sabiendo que volverían a verse en poco tiempo.

El humano le abrió la puerta al contrario más por costumbre que por educación.

—Suerte para el camino. Ten cuidado.

—Acomoda la casa para su llegada.

—Descuida.— Murmuró, aún con su sonrisa tallada en sus labios.

Yeosang lo miró alzando una ceja mientras que cruzaba por la puerta.

—Hazlo bien, por favor, demuéstrame que puedo confiar en tí.— Dijo en un tono bajo, con las luces del atardecer iluminando su delicado rostro.

El humano asintió mordiendo su labio.

—No te fallaré esta vez, Kang.

—No te fallaré esta vez, Kang

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𝐒𝐄𝐃 || MinJoong [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora