Luna de Miel

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AGRADECIMIENTOS:

Este fic va dedicado a Poppy, que pacientemente ha esperado por él.

También quiero hacer mención a mis fieles lectoras, aunque son poquitas, siempre están al pendiente. En especial MChowl23. Tus comentarios me hacen el día.

También quiero explicar que este fic esta basado en una película de RDJ llamada “El Cielo se equivocó” o “Chances Are” por su título en inglés.  De entre todas sus películas, es mi favorita y pensé que era buena idea hacer mi versión Stony, sino es que alguien más ya la hizo... Aún así, necesitaba escribir la mía.

Sin más, espero que lo disfruten.

* * *

Cómo una dulce caricia, una suave música abrigaba la tarde que parecía ruborizada ante la sola idea de atestiguar la unión de una pareja como aquella. El sol bañaba la pintura blanca e inmaculada de la capilla. Aún olía a madera y a óleo pues el novio la había mandado a construir unos meses antes de la boda.
Esta capilla se ubicaba al aire libre, al norte de la propiedad, justo donde comenzaba la zona boscosa que aún pertenecía al terreno Stark. El camino hacia la cúpula era un césped razo espolvoreado con pétalos de rosas blancas, rosas y color melón que conectaba con dos escalones. El techo abovedado se sostenía por dos pilares gruesos al frente y otros cuatro más delgados hacia atrás y a los lados. De uno a otro pendían unos arcos con flores.
En el centro había una mesita con un gran libro junto al bolígrafo de papá, aquel que había utilizado para lograr grandes acuerdos con otras naciones para el uso de tecnología avanzada. Detrás de la mesa esperaba el juez con semblante sereno, aunque también lucía satisfecho de si mismo; no todos los días requerían sus servicios para unir en matrimonio a dos celebridades como aquellas.
El novio, por otra parte, esperaba frente a la mesa. Su traje era pulcramente negro como la noche, los puños iban adornados con unos gemelos de plata que replicaban el escudo del capitán américa con olímpica exactitud. Sus manos
jugueteaban entre los dedos que mantenía cruzados por delante y sobre su regazo. En el cuello llevaba un corbatín del que tiraba constantemente, desacostumbrado a utilizar indumentaria como esa. Los labios relajados y sus ojos puestos en el pasillo por donde debía desfilar el amor de su vida escondían perfectamente la desastrosa crisis nerviosa en su fuero interno. Se aseguró por cuarta vez que su aliento no olía mal, que su bello facial era perfecto, suave y no picaba. El espléndido boutonier desprendía un aroma exquisito. Howard llevaba el suyo, podía distinguirlo desde allí, junto a mamá que se llevaba el corsage a la nariz constantemente. Ambos estaban sentados en primera fila charlando entre sí. De cualquier forma, la concurrencia era escasa. Steve lo había querido así; solo amigos cercanos y familia. Por lo que el equipo entero vestía de gala. No podía evitar sonreír con burla cuando echaba unos vistazos a Clint, que también tiraba de su corbata y Natasha que la volvía a colocar donde iba o Thor que intentaba estirar el brazo hacia la mesa donde estaba el pastel. Sospechaba que había elegido ese lugar estratégicamentepero Bruce (que permanecía en su forma más civilizada) lo atrapaba en el acto.
El momento parecía eterno apreciando todas estas cosas. Apenas terminada la breve introducción del dulce piano, una melodiosa voz se abrió paso. Cerró los ojos y dejó que le imbuyera la serenidad.

« Wise men say... Only fools rush in »

Como un calorcito que nace de la chispa, recordó la ocasión en que se descubrió  profundamente enamorado de él.

« Shall i stay? Would it be a sin? If I can't help falling in love with you »

¿Pero qué podía hacer? No había remedio que aplacara las emociones que le provocaba. Ni las fiestas, ni el alcohol, ni las mujeres o las muchas discusiones que protagonizaban en un intento mutuo para esconder lo que sentían hasta que un buen día les estalló en la cara.
« Like a reaver flows surly to the sea. Darling so it goes, some things are meant to be. »
Su pecho se llenó como lo había hecho la primera vez que puso los labios en los de Steve. Su corazón bombeaba con fuerza la sangre hacia las mejillas y las manos que sudaban. El pecho no podía contener el aire porque dolía, así que lo dejó salir y abrió los ojos.

Vs El CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora