Durante este primer mes del diario, Martín describe su trabajo rutinario, la relación con sus hijos y ciertos encuentros con viejos amigos, como el encuentro con Mario Vignale, un antiguo compañero de la escuela a quien solían molestar en la escuela y apodar el Adoquín. Vignale reconoce a Martín de inmediato pero éste no le recuerda bien, sin embargo Mario lo invita a tomar un café y le pregunta sobre Isabel, el primer recuerdo de su esposa que aparece en el diario. Martín recuerda el cuerpo de Isabel, sus gestos y manías, pero a veces le cuesta trabajo recordar con precisión su rostro. Él tenía 28 y ella 25 cuando murió. Recuerda el fuerte deseo sexual entre ellos y cómo tras su muerte, él se convirtió en un ser automatizado con un trabajo rutinario.