Campamento de verano.

Capítulo 4 - Última noche (segunda parte).

Mi madre baja las escaleras con un pijama de panda, tiene una sonrisa de oreja a oreja. Quisiera pensar que es por la situación, pero, seamos sinceros, había esperado usar ese pijama todo este tiempo, lo compró cuándo cumplí 5 años.

Mi padre y yo estamos sentados cruzados de piernas, en el piso, frente al televisor y mi madre no tarda en acercarse.

–¿Cómo me veo?–dice mi madre dando una vuelta para que podamos apreciar bien su outfit.

Mi padre traga saliva y sus ojos brillan, los ojos no mienten.

–¡Estupenda!–me levanto, la tomo de la mano y la hago dar una vuelta.

–Siempre pensé cómo iba a terminar ese viejo pijama, quizá en la basura o en una donación–dijo mi madre.

–Ah, pero ha llegado la ocasión de usarlo.

Mi madre se sienta al lado de mi padre, estos me miran desde el piso.

–Y bien, estamos todos con la misma temática–dije posando mis manos sobre mis caderas.

–¿Cuál?–dice mi padre.

–¡Animalisticos! Cualquiera diría que nos escapamos del zoológico–dije obvia y muy segura de mi respuesta.

Mis padres se miran y comienzan a reírse a todo pulmón.

–"Animalisticos"–dicen al unísono mientras hacen comillas con los dedos.

–¿Qué? Si el problema acá, además de la palabra "animalisticos" y que el zoológico tiene animales encerrados, que ese es tremendo problema, podríamos decir... Que salimos de Animal planet–dije señalando el televisor.

–No solo es por el encierro, Akari. ¿Dónde viste un unicornio y un tiburón en un zoológico?–contesta riéndo mientras quita lágrimas de sus ojeras.

–Bueno... Puede ser uno con una gran pecera–dije abriendo mis brazos.

Vuelven a reírse, esta vez, lo hice a propósito. Si no puedes con ellos, únete.

Mi padre se levanta y pasa su brazo sobre mis hombros, rodeando mi cuello.

–¿Qué te parece si empezamos con las películas?–pellizca suavemente mi mejilla izquierda.
–Papá, en serio, nunca superaste la manía de presionar mis cachetes.

–Estoy de acuerdo con ella–dice mi madre mientras come palomitas.

–¡Hey!–decimos al unísono, sentándonos al lado de mi madre.

–Sigan hablando, yo comeré todo este festín.

–¡Ya quisieras, mamá!

Mi padre, pone la película "cazadora de Titanes", yo estoy en medio de ambos, así, ninguno se queja de que tengo un favorito.

Suena el teléfono de la casa, mi padre pausa la película y mi madre se levanta a contestarlo.

Narra Cristal:

–¿Hola?

–Cristal, soy Carmen...

–¡Amiga! Tengo tantas cosas que contarte, ¿mañana nos reunimos en la cafetería de siempre?

–No, Cristal. Me temo que surgió un viaje de imprevisto con la empresa, debo irme por unos cuántos días...

–¿Qué pasará con Mandy?

–Deben venir por ella, viajo mañana por la mañana.

–Está bien, no hay problema.

–Gracias por entender.