Prólogo

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Desde el principio de los tiempos la oscuridad a reinado el universo. La luz existe para ella y no contra ella. Se dice que lo único que puede vencer a la oscuridad es la luz, pero en realidad esto jamás ha sido así. La primera es eterna, infinita, de tiempo más prolongado que el mismo alfa y omega; la segunda es creada, finita, producida por un sinfín de cuerpos que tarde o temprano se podrían extinguir por completo. La oscuridad es sólo la ausencia de luz. ¿Qué significa esto? Que por más que un rayo de luna ilumine, bajo de este siempre se encontrará una sombra que espera su deceso, por que la sombra no muere, sólo se esconde.

Desde el principio de los tiempos la luminosidad de cierto ser decidió iluminar otros cuerpos para poder combatir el sombrío existir de su acompañante eterno. Se hizo la vida y se hizo la muerte, para poder plagar a la existencia de un límite que la pudiese contener. Se logró una batalla.

La humanidad es producto de esta pelea, todos condenados a cargar su media luna con el peso de sus pecados en la espalda. Todos condenados a cargar con esa sombra, condenados a cargar con ese brillo.

Los humanos poseen esa característica de poder sentir y expresar, y es que estas dos cualidades van tan de la mano que pareciese que existen la una para la otra. Y aquí entra esa pesada media luna, jugando su papel de reloj de arena en el cual con cada grano que cae marca un punto a favor ya sea para la luz o para la oscuridad. Los sentimientos de las personas están tan ligados a sus acciones que cada una de estas que cometan es razón para forjar su más pura esencia. Un bien o un mal. Existen tantas tentaciones y tantos caminos que tomar que es muy difícil saber cuál te llevará a dónde quieres llegar, y es muy difícil pensar quién la batalla debería ganar.

Todo se hace confuso. ¿Qué ha ocurrido? Hay una plaga en la humanidad. La luna se torna blanca y negra para mantener un equilibrio entre la naturaleza salvaje y humana de cada persona, pero no es suficiente. No cuando la oscuridad y la luz reencarnan a los más bajos límites de la existencia, o algo así.

La vida y la muerte ya ni siquiera son de interés cuando está en juego el destino de todos y cada uno de los seres vivientes; todo por una lucha que esconde un mayor secreto que una simple rivalidad por ley y decreto del omnipotente. Al fin y al cabo, ¿el amor conoce límites?

Y es que es cierto que todo se hace confuso cuando la luna ilumina y la oscuridad reina. Como si poco a poco los corazones se cegaran de tanto permanecer bajo su contacto; de tanto permanecer a la sombra del brillo de luna.

A la Sombra del Brillo de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora