Capítulo 7: Con los pies sobre la tierra. Parte 1/2

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Narra Heidi

Más de veinte horas de vuelo para cruzar de un continente a otro, esto sin antes mencionar que todo el viaje vi azul por debajo, ese océano que parecía eterno. El aterrizaje me hizo sentir lo más a salvo posible, y es que después de lo ocurrido en el avión no pude estar muy tranquila, sentí amenazante cualquier cosa que se moviese cerca de mí o hacia a mí. ¿No les ha pasado que están tan entusiasmados por algo y justo ocurre algo que les hace sentir temor de lo mismo y ya no pueden dar marcha atrás? Pues fue eso lo que me atormentó cada segundo.

Después de tomar mi equipaje decidí explorar el aeropuerto en el que aterrizó el avión, necesitaba matar las horas faltantes para que el siguiente transporte llegara. Una maquina de peluches fue lo que me entretuvo unos minutos, gasté unos cuantos pesos tratando de atrapar con la tonta garra un peluche con forma de estrella que parecía llamarme por mi nombre para que fuese mío por siempre, después de convencerme de que era imposible sacarlo me quedé muy furiosa de que un chico lo sacó al primer intento y lo regaló a su novia. Casi quise quitárselo y correr, pero no soy una persona cruel.

Las horas pasaban, me senté a tomar una malteada en un pequeño comedor dentro del lugar. La televisión proyectaba un noticiero al cual no le estaba prestando la mayor atención, me concentré en mis pensamientos rencorosos hacia aquella injusticia de la vida que me hizo la maquina de peluches, en verdad deseaba esa estrella, pero ahora brilla para alguien más. Mi vista se centró en el televisor, luego salí de mi pequeño trance cuando vi un avión estallar.

― Afortunadamente ese no fue mi vuelo.― Murmuré antes de seguir tomando de mi malteada.

Por lo que se dice en el noticiero, no se tienen reportes sobre pasajeros, no se encuentra más que un cuerpo, casi como si el avión hubiese sido llevado más que por un único piloto que ahora está muerto entre los escombros de la inmensa aeronave. Eso no fue lo único que llamó mi atención, también que cerca de mí se encontraba una pareja que al parecer practicaba su español, me dio curiosidad además de que el sólo hecho de escucharlos me hizo sentir que se trataba de unas personas súper agradables. Ahora tengo muchas ganas de saludarles.

Narra Kira

Valentine ha sido el chico más amable que pude haber conocido, ha hecho de mi día una de las experiencias que jamás olvidaré en la vida; he llegado a conocer detalles de su vida, sus más grandes sueños y aspiraciones, tuve la oportunidad de conocer un poco de sus sentimientos; ¿quién diría que podía existir un chico tan atractivo con el corazón tan dulce? Usualmente suelen ser los más tontos e incompetentes para merecer una chica, pero él, él es más de lo que una chica pudiese merecer. Me contó además que siempre ha querido realizar este viaje, pero sus padres lo condicionaron a que sólo podría después de haber cumplido los dieciséis años, pero esa vez perdió el vuelo y no pudo conseguir otro que lo trajera a tiempo, por suerte este año al fin logrará realizar ese sueño y estoy muy contenta de que lo comparta conmigo.

El vuelo aterrizó después de unas siete horas de haber atravesado los cielos de la bella América, lo único que pensaba era en ir a comer algo para llenar bien mi estómago, lo que desayuné en el avión fue muy poco y ya estaba sintiendo el hambre atacarme. Valentine observó a lo lejos un lugar donde podríamos comer algo, un pequeño local dentro del aeropuerto donde la comida se ve es deliciosa; me llevó allí luego de tomar nuestras maletas.

― ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?

― Tranquila, no me molesta. Yo pago.

Me sentí aún mas alagada con ese caballeroso detalle de pagar lo que había comido, no me sentí segura al momento, pero al ver que en verdad quiso tomarse la molestia lo dejé pagar mi cuenta junto con la suya. Nos quedamos sentados en nuestros lugares, sólo hablamos y hablamos de cosas triviales a veces sin sentido, pero es que estábamos tratando de practicar lo mejor posible nuestro español, al menos la pronunciación y el acento que le damos al idioma.

A la Sombra del Brillo de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora