Final: Siempre seremos Aristemo

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Aristóteles

Es un antes y un después, es una expresión muy común pero cuando pasa algo como esto uno piensa es un antes y un después, la verdad es que siempre es un después, la vida es un después, los días que siguieron de esa noche nefasta fueron horribles, durísimos. Había policías, inspectores y preguntas; demasiadas preguntas y pocos resultados.

Donde hay amor, vive oculta la culpa, el miedo de ser la causa del dolor que uno quiere, podía ver la culpa en los ojitos llorosos de Temo, algo que ni el mismo podía soportar, la culpa es un puñal silencioso que se mantiene en tu cuerpo haciendo más profunda la herida y yo podía sentirlo en él y en mí. Sentía la culpa de no haber podido proteger a la persona que amaba; la culpa de no haber podido evitarle todo ese dolor que ahora contenía; cada día era eterno, las noches no pasaban más, trataba de pasar las noches al lado de Temo lo más que podía ya que siempre se despertaba gritando a causa de unas pesadillas.

Pasamos un año llenos de angustia e incertidumbre; un año hasta que lo liberaron, un año para el después; un después para el cual no estaba preparado.

Temo

Hoy por fin era el día; hoy por fin dejarían en libertad a mi papá.

Estaba afuera esperándolo para poder irnos juntos a mi casa ya que, hoy también, era mi cumpleaños número 18. Mi Papancho me había preguntado que quería hacer para este día y la verdad es que no tenía idea.

Lo único en lo que pensaba era en la liberación de mi papá, mi cumpleaños era lo de menos. Tenía tantas ganas de abrazarlo de nuevo y decirle tantas cosas, y la primera y principal era pedirle perdón, porque por mi culpa a él lo habían encarcelado.

Había pasado un año desde que todo eso sucedió y tanto mi Papancho como Aris me decían lo contrario, pero yo no podía evitar sentirme así; sentir la culpa de que, quizás, si yo no hubiera salido corriendo de la casa en ese entonces, el no habría tenido que ir a salvarme, pero el quizás no existía.

Eso lo había entendido un año después y por fin había logrado perdonarme y aprender que hay cosas que simplemente no se podían evitar pero ahora necesitaba decírselo a él.

- ¿Temo?

Esa voz me saca de todos mis pensamientos y hace que se me forme una enorme sonrisa en el rostro.

Era él.

- ¡Papá! – y sin dejarlo volver a hablar me lanzo a sus brazos y lo abrazo como nunca antes lo había abrazado. – Perdón; perdón, perdóname papá. Yo no quería que nada de esto pasase; no quería que te fueras a la cárcel y tuvieras que pasar un año encerrado, de verdad, perdón.

El simplemente sonríe en grande y me mira fijamente.

- No hay nada que perdonar Temo, ¿Esta bien? Yo nunca te culpe y nunca te culparía de nada. Por que eres mi hijo y eres lo mas importante en mi vida. Te amo Temo, y no cambiaría nada de todo lo que sucedió.

Ambos sonreímos y nos fundimos en otro abrazo.

- Por cierto. – dice mi papá ya de camino a la casa- Feliz cumpleaños.

Aristóteles

Estaba muy nervioso, quería que todo saliera perfecto.

Hoy era el cumpleaños de Temo y con ayuda de toda su familia habíamos decorada la casa para darle una sorpresa.

Había ido a buscar a su papá y eso nos dio tiempo de terminar de armar todo.

La verdad es que me encontraba bastante nervioso, ya que para la noche tenía planeado un regalo especial que venía planeando desde hace ya un tiempo.

Volverte a escuchar [Aristemo] [Terminada] #Wattys 2019Where stories live. Discover now