CAPÍTULO XVII

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Andrea

Mis piernas parecían gelatina y no podía hablar por el nudo en la garganta que tenía.

Volver a ver a aquellos ojos color esmeralda, aquella sonrisa de dientes perfectos, aquel cabello rubio perfecto y bien acomodado, me hacía ser tan feliz y tan deprimida al mismo tiempo.

-Yo... – dijo él – ¿te gustaría sentarte? – dije

- si – dije sentándome en aquellos escalones del kiosco, mirando a dos niños jugar con aquellas bicicletas color rojo.

Sentí la presencia de Kendall atrás mío, yo estaba tan nerviosa de volver a hablar con él, de volver a sentirlo cerca de mi

Voltee y él estaba sentado a mi lado, el silencio que había entre ambos era cómodo, como si aquel silencio dijera que todo estaría bien, que volvería a ser feliz...

Pero... nunca supe lo que un silencio significaba, nunca supe las palabras guardadas dentro de un silencio.

- Sé que no tengo perdón – dijo Kendall de la nada

- no quiero pensar que así será el resto de mi vida – dije con lágrimas en los ojos, a punto de salir

- Te juro que no será así – dijo el llorando – es solo que...

-Piensas en ella – dije alzando un poco la voz – que ella sigue siendo la única mujer a la que amas – dije débilmente.

- Por favor discúlpame amor – dijo Kendall mientras se arrodillaba frente a mí – tu sabes que jamás quise lastimarte – me dijo levantando mi barbilla para mirarlo a los ojos

- Pero lo hiciste – dije tratando de ser fuerte

- Jamás quise confundirte con ella – el hablo – no quiero que pienses que ella sigue en mi mente, porque ahora tu eres mi vida – dijo viéndome

- No quiero sufrir – dije mientras sentía las lágrimas en mis mejillas

- ¡Te juro que no lo hare! – dijo llorando

- no te creo – dije triste

-si no te busque antes – pauso – fue porque fui un cobarde – dijo - me sentía mal, sentía que jamás me ibas a perdonar, porque sabía que no querías verme, que me odiabas y sé que tienes un motivo muy grande – dijo él - y si no me perdonas lo sabré aceptar.

- no lo sé Kendall – dije llorando

- bien, escúchame – dijo mientras lo miraba a los ojos – sé que es difícil creerme porque te he demostrado que no la he superado... pero te quiero decir que te necesito como mi aire de vida, mi razón de ser

- Kendall - dije

- Amor lo único que necesitó es que me perdones - dijo con lágrimas en los ojos

- Dime que todo cambiara – dije llorando

- Te lo juro – dijo el – no quiero ser el causante de tu sufrimiento otra vez.

No sabía qué hacer, estaba herida con Kendall, estaba enojada con el... pero aquella mirada verde esmeralda me hacia sentir que todo cambiaria, y que estaba arrepentido.

"Todos perdonamos cuando amamos" me repetía a mí misma mientras miraba a Kendall mirarme.

- Dime que me perdonas – dijo abrazándome

- te amo - dije abrazándolo y dándole un beso

Sentir sus labios nuevamente con los míos, era tocar el paraíso, ya que, después de dos semanas de no sentirlo, y no amarlo.

NO SOY ELLA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora