Cap. (6) No me lo esperaba

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En ese momento un tipo alto con mal aspecto salió de la parte de atrás y se colocó alado del conductor.

Dijo estas palabras en un tono prepotente y gritando:

- ¡Apaga la música! ¡Enciende las luces!

- sigue manejando y no hagas nada que levante sospechas a ningún otro vehículo sobre lo que está pasando aquí.

El conductor atendió exactamente a lo que el dijo y en ese instante el tipo sacó su arma y apunto a todos en general mientras decía:

- ¡Esto es un robo!

Luego gritó:

- bajen la cabeza y quien se niegue a entregar sus cosas recibiera un disparo en la cabeza "Añadiéndole a esto palabras ofensivas".

Mis manos se pusieron frías, tome la mano de mi abuela que estaba a mi lado y juntos bajamos nuestra cabezas mientras cubriamos a mi hermano.

En ese momento los cómplices de aquel ladrón se levantaron, 2 chicos más y una chica.

En el fondo se escuchaban muchas voces de gente, llorando, gritando con desesperación e impotencia de lo que está sucediendo.

Los ladrones pidieron todo tipo teléfonos, relojes y bolsos.

En ese momento mi abuela y yo clamamos a Dios porque esto no fuera a pasar a mayores, que nadie saliera herido y tomara todo el control.

Recordé que en mi bolso que traía conmigo tenía un teléfono que no funcionaba, además de eso le faltaba la batería, escondí mi teléfono verdadero junto con mi bolso que cargaba conmigo (un bolso pequeño) entre el espacio que había entre mi abuela y yo cubriéndolo con un costado de mi cuerpo. Mi abuela escondió su cartera debajo de su asiento con la esperanza de que no se dieran cuenta aquellos ladrones de esa noche.

Todo fue tan rápido pero a la vez tan lento, grite dentro de mí ya quería que esto parara, mire a mi padre asustado y enseguida dijo:

- tranquilízate, lo material se recupera, baja tu cabeza ya esto pasará.

Obedeciendo a sus palabras baje mi cabeza, ya los ladrones estaban por bajarse pero antes pidieron mi celular. Entregue mi celular falso y baje mi cabeza inclinando mi cuerpo para cubrir mi bolso que escondía, y gracias a Dios no noto nada sospechoso.

De reojo mire al frente y vi algo horrible, Uno de los ladrones tenía el bolso de mi madre y el mío uno más grande que el que escondí, esta guardado en la parte de arriba del autobús juntos con los bolso de los demás pasajeros.

No me preocupa tanto mi bolso ni pensé en él, me preocupaba el bolso de mi madre, en bolso de mi madre no estaba su ropa, su ropa estaba en una de las maletas grandes guardadas en la maletera del autobús. El bolso de mi madre contenía todos los papeles de nosotros, partidas de nacimiento, cédulas de identidad, mis calificaciones y papales para continuar mis estudios en donde iba a vivir, sus títulos universitarios y muchos más. Además también ahí guardo toda la ropa de mi hermano menor por ser pequeña y no ser mucha.

Si ellos se llevan ese bolso literalmente este viaje se acabó, y para siempre. Nos quedaríamos sin papeles que nos identifique como ciudadanos y sería imposible pasar la frontera, además mi hermano quedaría sin nada de ropa tan solo con la que cargaba puesta.

- todos con la cabezas abajo.
grito el tipo con el arma en su mano a lado de sus cómplices.

- ¡Apague las luces!
Le índico al chofer de una forma muy grosera al decir verdad.

Todo lo que había pasado sucedió mientras el autobús iba en marcha.

El tipo le índico al chofer que cruzara y saliera de la carretera.

¡Ay no! Exclame dentro de mí. Ahora que más hará este tipo, dije pensando mientras trataba de ver por dónde nos estaba metiendo. Por ser de noche todo estaba oscuro y no se podía ver donde estábamos, además por la posición en la que estaba no se podía mirar ni detallar nada.

El tipo indico al chofer, cruza a la derecha y luego a la izquierda, esto lo hizo muchas veces. Nos mareo y perdí el horientación de donde estaba en ese momento ya no podía ubicarme. Me asuste y estaba pensado que secuestraria el autobús con todo nosotros. ¡No puede ser! Ya estaba apunto desmayarme.

En ese momento el líder de esos ladrones índico al chofer que abriera las puerta de salida y que abriera la maletera ¿Qué? Dije dentro de mi ¿no les fue suficiente con todo lo que quito a los 28 pasajeros que íbamos en esta desafortunada noche?

Mientras abaja el último de esa pandilla por la puerta mi madre le suplico que le devolviera su bolso con lágrimas en los ojos y un grito de desesperación.

- ¡Dios por favor!
Suplique en mi interior. Sin ese bolso este viaje se acaba para siempre.

El ladrón miro fijamente a mi madre, hubo un par de segundos de silencio y...

No Es Tan SimpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora