Miro mi pálido rostro en el impecable espejo frente a mí, y suspiro pesado antes de comenzar a cepillar mi larga cabellera color negro. Un par de lágrimas rebeldes se escapan por mis mejillas al recordar el vacío en mi pecho que no parece querer darme tregua, y tengo que sujetarme del lavabo de piedra para mantenerme de pie, incapaz de aceptar el dolor que ha dejado su ausencia, y es que, a pesar de que jamás fuimos muy unidas, ella era la única familia que tenía, y ahora ya no está, y no la podré ver de nuevo.
- ¿Estás bien? - una gruesa voz se escuchó a mis espaldas. Tristán se encontraba allí, escurriendo agua y con solo una toalla alrededor de su tonificada cintura
- Algo así - suspiro dándole una pequeña sonrisa melancólica a través del espejo
- ¿Algo así?, Sabes que no soy bueno reconociendo sentimientos - el castaño suspiró - ¿Puedes ser más específica?
- ¡Estoy triste, mi madre está muerta y probablemente me van a desterrar! - gruño sintiendo un par de lágrimas escaparse de mis ojos
- ¿De verdad?, Podría jurar que estás molesta - el moreno frente a mí parece confundido al respecto, doy un largo suspiro antes de continuar cepillando mi cabello con un poco más de brusquedad de la necesaria - Lo siento, ¿Hay algo que pueda hacer?
- Solo abrázame - suplico con la voz rota mirándolo a través del espejo y el castaño así lo hace por unos segundos. Puedo sentir como mi ropa se humedece al entrar en contacto con su piel mojada, sus fuertes brazos me rodean con fuerza y apoya su mentón en mi hombro, su mirada pensativa se posa en un objeto al azar intentando interpretar mis emociones y pensamientos. El abrazo dura un par de segundos más antes de que nos separamos para poder continuar preparándonos
Termino de arreglar mi uniforme, acomodo mi cabello en un moño perfecto, y apenas termino de abrochar las cintas negras de mis botas militares, me miro al espejo nuevamente, coloco un poco de bálsamo en mis labios y trago duro ante mi demacrada imagen. Apenas hace dos semanas mi madre había muerto y desde entonces me había dejado consumir por la tristeza.
- Te ves muy linda - sonrió el moreno tras de mí. Viste su impecable traje morado oscuro que se amolda perfectamente a su figura y sostiene su pulcro casco café en las manos
- Parece que me dió diarrea por una semana
- Luces perfecta, vamos, no podemos llegar tarde
- No sé por qué tengo que ir - me quejo tomando mi mochila del suelo de mala gana - Puede que éste sea mi último día aquí
- Has vívido aquí la mayor parte de tu vida, quizás te dejarán quedarte aquí, conmigo - el castaño estira su mano hacía mí y la tomo manteniendo el puchero desganado en mi rostro
- Eso sonó romántico, ¿Estás seguro de que no sientes nada?, ¿Un calorcito en el pecho o mariposas en el estómago?
- El día que sienta mariposas en el estómago es el día en que tomaré un desparasitante - ruedo los ojos al cielo y lo abrazo
- Te amo, gracias por ser mi mejor amigo - susurro contra su pecho. Tristán me gana por unos quince centímetros de altura
- En realidad no tienes más amigos - abro la boca con exagerada indignación y el castaño se disculpa de inmediato - Te aprecio
Suspiro bajo ante eso, vivir en un planeta cuya población es incapaz de sentir es desgastante. Que la gente te lastime con sus palabras y no sean capaces de notarlo, o que sean incapaces de percibir tus emociones y de compartirlas. Tener que aparentar no tener dolor, felicidad o tristeza y aceptar que lo único que pueden sentir es respeto y un pequeño vacío en el pecho que es apenas perceptible
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Leila Stark [SteveRogers Y Tu]
Ficção CientíficaUna mujer de otro planeta, llegó a la tierra en una misión, se enamoró pérdidamente de un hombre humano, y eso fue su perdición, de aquel fruto salió una bebé; mitad humano, mitad astro, producto de un amor que no debió de ser y el inicio de muchos...