CAPÍTULO 3

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Tras el ruido de mi puño golpeando la pared todo se vuelve a sumergir en silencio intento mantener mi respiración calmada y es que estoy tan nerviosa que podría vomitar, nadie abre la puerta así que estoy dispuesta a tocarla de nuevo, pero de manera brusca esta se abre

- ¿Puedo ayudarte? - una mujer de cabello rojo es quien abrió a mi llamado, viste un vestido negro que se amolda a su figura y tiene una copa de vino tinto en la mano

- Hmm, necesito hablar con Anthony Stark - hablo con un hilo de voz sintiéndome diminuta frente a la desconocida

- Lo siento, no atiende propuestas en su casa, pero puede llamar luego a su asistente - dice con una sonrisa que deja ver sus blancos dientes

- Es algo importante, nada de negocios - insisto

- Bueno, no estoy autorizada para dejar entrar a nadie - dice la mujer y se escuchan pasos acercándose

- Romanoff - es la voz de un hombre - lo siento, no quería lastimar tus lindos sentimientos

El hombre que hasta ese momento era un desconocido se asoma por la puerta y puedo reconocer a mi padre de inmediato ya que en los anuncios publicitarios apareció tres veces por decir lo menos. Luce un pantalón de vestir negro, una camisa blanca desarreglada y es apenas unos centímetros mas alto que ella

- Disculpa, ¿Quien eres tú? - pregunta con el seño levemente fruncido

Las palabras se atoran en mi garganta y soy incapaz de hacer algún sonido, por alguna razón  sus palabras me lastiman, la última vez que lo vi tenía apenas siete años, era de esperarse que no me reconocería, pero aún así  me deja sin aire

- Hola - me humedezco los labios con la lengua en un gesto nervioso - Me gustaría hablar con usted... - niego con la cabeza-... contigo

- Entonces habla - dice de manera obvia mientras rueda los ojos al cielo

- Preferiría que fuera en otro lugar, es algo delicado - digo sintiendo una presión en el pecho como si alguien se hubiera sentado sobre mí

Lo piensa unos segundos y finalmente asiente con la cabeza, la chica pelirroja lo mira mal por su imprudente decisión de dejarme entrar y él solo sube y baja los hombros de manera descuidada, entro al edificio y camino detrás de él por un largo pasillo y finalmente nos recibe una sala de estar cálida, hay un hombre sentado allí, tiene una cerveza en una mano y en la otra sostiene una revista como si fuera lo más entretenido del mundo
Mi padre camina hacia la isla en medio de la mini cocina que hay allí, el estilo del lugar es sofisticado y moderno pero no me digno a mirar con detalle

- ¿Entonces? - dice mientras abre una cerveza y se sienta en uno se los bancos que están al rededor de la barra

Camino hasta quedar de frente a él, me siento levemente intimidada por su mirada y la mirada de la pelirroja, separados por la linda isla blanca, me aclaro la garganta, durante todo el trayecto estuve pensando como decirlo, pero no encontré una manera de hacerlo con el tacto suficiente, y honestamente no creo que haya una manera sencilla de hacerlo
Mueve las cejas insitandome a hablar mientras da un largo trago a su cerveza

- Soy Leila, tu hija - las palabras se escapan de mi boca antes de que pueda procesarlas yo misma. Bueno, eso no salió tan mal, ¿Verdad? sus ojos cafés se quedan quietos mirandome

- ¿Tony Stark siendo padre? voy a llorar de la risa - se escucha una voz masculina, y a pesar de que no volteo a ver de quién se trata deduzco que es el hombre que vi segundos antes

- Imposible - dice mi padre mientras niega con la cabeza

Llevo mis manos a mi cuello y desabrocho la cadena que mi madre siempre tenía, un regalo del hombre frente a mi, extiendo la cadena hacia él, y él sigue mi acción y extiende su mano, dejo caer la cadena como una pequeña cascada
La inspecciona unos segundos, se lleva una mano a la boca y niega con la cabeza

- ¿Porque te mandan a buscarme?-  interroga brusco e incluso parece casi parece molesto

- Mi madre fue asesina y me desterraron aquí, eres la única persona que conozco

- Eso suena bastante conveniente, ¿Que quieres de mi?  - levanta la voz y siento que me hago pequeña

- Esperaba que me ayudaras a adaptarme a la tierra, pero puedo arreglarmelas sola - hablo con todo el coraje que fui capaz de encontrar extiendo la mano, él duda unos segundos y me regresa la cadena

- ¿Es la nueva táctica para sacar dinero? - pregunta el hombre de hace rato

Solo me digno a mirarle de arriba a abajo en un intento de mostrarme más segura de lo que en realidad soy y sigo el camino por donde apenas hace un rato entré

Salgo del edificio, y cierro la puerta con coraje, pateo una botella que se encuentra en el suelo, quiero llorar, en un día todo se a venido abajo y no tengo a nadie a mi lado que me consuele

Comienzo a caminar en dirección a dónde el carro desapareció minutos atrás, me permito perder la compostura un momento y lanzo un grito al cielo con frustración, golpeó mis propias piernas y salto contra el suelo con fuerza, y tras haber sacado mi enojo intento mantenerme lo más calmada que la situación me permite, y recuerdo que mientras venía hacia acá pude ver una estación de tren no muy lejos de aquí.
Como si se tratara de una mala broma luego de unos minutos de estar caminando el cielo ruge, y pequeñas gotas de agua caen de el casi como si pudiera sentir mi dolor y comenzara a llorar junto a mí. Tiro de la manga de mi blusa con fuerza en un intento de desgastar mi dolor, está vez no me contengo las lágrimas y dejo que caigan al compás de las gotas de lluvia que resbalan por mi rostro

Apresuro el paso, y luego de unos minutos más puedo ver el anuncio brillante, mi ropa se esta empapando y mi cabello se siente pesado por la humedad. Mis botas se atoran en el lodo que a comenzado a crearse por el agua, llego al lugar y lo primero que hago es mirar un mapa, me encuentro en el área Stark, valla que es un hombre con dinero, miro el nombre de los otros lugares que igualmente son extraños para mí, resignada voy hacia la ventanilla de la estación

- Hola, ¿El próximo tren a donde se dirige? - pregunto al hombre

- Hay dos paradas, al aeropuerto o al centro de la ciudad - dice el ansiando tras la ventanilla el cuál no se digna a quitar la mirada del pequeño televisor en su escritorio

- Un boleto para el centro de la ciudad, por favor, comienzo a pensar y llego a la conclusión de que tengo mayor probabilidad de encontrar ayuda en el centro de la ciudad,

- Son 23 dólares - tomo dos de los billetes con un número 20, él escribe algo en una máquina y me da el boleto y el cambio

El lugar de espera esta ocupado por dos ancianos y a pesar de que hay un espacio no me digno a acercarme, lo que menos deseo es volver a ser engañada

Leila Stark [SteveRogers Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora