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-Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Yuan... Feliz cumpleaños a ti.

Aquella melodía hizo que el chico de cabellos negros abriera los ojos perezosamente y se encontrará frente a él un pastel de chocolate con algunas velas encendidas, sostenido por las manos de su hermana menor.

—Rin... Son las siete de la mañana—se quejó aún adormilado mientras tallaba sus ojos.

—¿Y? ¡Arriba! ¡Hoy cumples dieciocho!—exclamó ella contenta sentándose en la orilla de la cama— ¡Nuestros padres están preparando un desayuno muy especial para ti!

—Diez minutos más—pidió volviendo a acomodarse en la cama.

—¡Yu!— Haerin sopló a las velas y dejó el pastel sobre la mesita de noche. Su ceño se frunció y con molestia comenzó a golpear las piernas de su hermano— ¡Levántate! ¡Levántate! ¡Yuan!

—Parece que tu hijo no quiere pararse—habló Jimin buscando en la alacena un poco de azúcar para el café que estaba preparando.

—Si, ya escuché los gritos de Haerin— respondió Jungkook acomodando los hot cakes sobre un plato blanco de porcelana—. Es que es muy temprano.

Jimin dejó de hacer lo que hacía y miró a su esposo con una sonrisa de lado.

—De tal palo, tal astilla— rió bajito y pronto sintió como los brazos de Jungkook abrazaban su cintura desde atrás— Falta poco para que ambos vayan a la universidad— mencionó el hombre que ahora poseía una cabellera de color platinado.

—Ha pasado muy rápido el tiempo— susurró Jungkook besando la mejilla de su esposo para después alejarse e ir en ayuda de su hija, quien aún seguía gritando el nombre de Yuan.

—¡Papá! ¡Yu no quiere levantarse!— se quejó la chica de cabellos ahora rojos mientras cruzaba sus brazos molesta.

—¿Por qué no vas a ayudar a Jimin en la cocina y yo lo levanto?

La pelirroja resopló indignada,  pero al final terminó besando la mejilla de su padre y corrió escaleras abajo aceptando.

—Hijo— lo llamó Jungkook, pero Yuan no parecía tener intenciones de levantarse. Suspiró pesadamente y pasó sus dedos por su cabellera azabache con algunas canas que ya comenzaban a asomarse— Vamos, tienes que levantarte.

—Tengo sueño— susurró poniendo su cara contra la almohada—. Cinco minutos más— pidió con la voz ahogada.

—Hmm, de acuerdo... Cinco minutos más y te levantas.

—¡Si papá!

Jungkook negó con su cabeza y salió de la habitación mientras miraba por los ventanales como los árboles del parque frente a su casa se movían suavemente. El día era bastante hermoso y para él, tener una vista así era un privilegio.

Doce años habían pasado ya. Doce años en aquella casa lejos de su antigua mansión, doce años de tranquilidad, doce años viviendo como una familia normal.

Sus hijos estaban por entrar a la universidad, y a pesar de que Haerin era un año menor que Yuan, los dos comenzaron a ir a la escuela al mismo tiempo y por ello en un par de días asistirían a su nueva escuela juntos.

—¿Y Yu?—preguntó Jimin al ver a su esposo bajar totalmente solo.

—Te lo dije papi—habló Haerin con su mano en la cintura—, papá no iba a lograr despertarlo, debiste ir tú.

—¡Oye!— Jungkook frunció el ceño y cruzó sus brazos— Hicimos un trato y bajará pronto.

Tanto Jimin como Haerin le miraron divertidos y aquello solo hizo que se sintiera un poco avergonzado. Generalmente Yuan no le obedecía.

SEÑOR BLACK: EL CISNE || SEGUNDA PARTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora