°O7°

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Las luces de una iglesia era lo único que se podía apreciar en aquella oscuridad nocturna donde dos hombres se mantenían de pie.

—¿Aquí está tu hermano?— preguntó Jimin subiendo un par de escalones hasta la entrada de la iglesia.

—Si— respondió Seth suspirando— Él era un hombre muy devoto... Llendo a misa, pidiendo por su alma a pesar de que su trabajo no era digno de admiración. Yo no creo en Dios, pero quise que el estuviera en un lugar donde se sintiera cómodo— rió en voz baja y negó con la cabeza al mismo tiempo en que ambos tomaban asiento dentro del lugar—, es algo estúpido pensarlo porque él... Pues él ya no está.

—Aún así, creo que estaría feliz.

—¿Tú crees en la iglesia?— preguntó borrando con sus dedos un par de lágrimas que se habían deslizado por sus mejillas.

—No— respondió el peli gris cruzándose de brazos—. No creo en la iglesia, después de todo su historial no ha sido muy correcto, pero creo en Dios.

—Bueno, supongo que eso está bien.

—Si— giró a verlo y colocó su mano sobre el hombro del mayor—. No estas llorando solamente por tu hermano, ¿Verdad?

—¿Es tan obvio?— respondió con la voz cortada y sonriendo levemente— Lo cierto es que desde hace algún tiempo las cosas han ido empeorando, en el negocio, en mi relación... En los secretos. No sé cuánto más pueda aguantarlo, yo no estoy hecho para ser un líder.

—Es lo que tú crees, pero lo has hecho bien hasta ahora— intentó animarle.

—No es suficiente Jimin... Tú y Jungkook sabían qué hacer en el momento, tenían talento natural para hacer ese tipo de cosas, podían lograr orden y no cagarla con cualquier cosa. Eran unos líderes increíbles... Yo en cambio me tengo que partir la cabeza durante días para planear una buena estrategia que no perjudique a los demás o a mí mismo... A veces no duermo y Haru al parecer ni siquiera lo nota.

En ese momento hubo un silencio que inundó toda la iglesia y Jimin entonces comprendió algo.

—No saliste solo para ver a tu hermano, ¿Verdad?

Seth suspiró y negó con la cabeza.

—Necesitaba alejarme un poco y aproveché ahora que ustedes dos estaban allí. Quería olvidar mi responsabilidad por un instante y vine aquí a pesar de que no me gustan éste tipo de sitios.

—¿Y qué harás ahora?

—Supongo que volveré a la mansión.

—O podemos ir a otro lado en donde olvidemos los problemas— sonrió ampliamente y le dió unas palmaditas en la espalda—. Vamos a beber algo.

El peli blanco abrió los ojos con sorpresa, pero aún así no se opuso a la idea, después de todo lo necesitaban ambos.

Se pusieron de pie y salieron de la iglesia. Fue en ese momento que Jimin lo miró con nostalgia y antes de subir al carro dijo algo que sorprendió al mayor, pero que también le provocó unas inmensas ganas de llorar.

—Por cierto Seth... Feliz cumpleaños.

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SEÑOR BLACK: EL CISNE || SEGUNDA PARTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora