5

19.3K 1.3K 1.9K
                                    

Cinco días pasaron de forma muy rápida y, por suerte, Lisa no respondió a mi último mensaje de texto, pero, por otra parte, ella no volvió a hablarme en absoluto. Era sábado y me encontraba sumamente aburrida mientras estaba sentada en mi habitación. Estaba lista para ir a hacer el papel de niñera en su casa. Quería estar hermosa, pero no como si quisiera lucir bien para ella. Después de todo, no íbamos a hacer nada. Ella iba a estar ocupada probando muestras de pastel para la boda con su esposa.

Miré mi reloj de cabecera, este marcaba las 2:57p.m. Mierda, mierda, mierda. Se suponía que debía estar allí a las 3p.m. Ya estaba retrasada.

— ¡Mamá! Tenemos que irnos ahora.

Bajé rápidamente las escaleras, recogí mi teléfono y mi bolso, metiendo el pequeño aparato en mi bolsillo de jean. Mamá irrumpió en medio de la sala, mirándome de arriba a abajo con una sonrisa confusa, pero divertida en su rostro.

— ¿Por qué estas vestida así?

Inmediatamente me sentí ansiosa y no me tomó mucho tiempo formar un gesto de preocupación en mi rostro.

— ¿Vestida cómo?

—Te ves hermosa, querida —ella dijo—. Pero no tienes por qué que usar tacones y tanto maquillaje.

— ¡Mamá! —entré en pánico y comencé a quitar mis tacones. No eran tan grandes, pero sí se notaban, así que ya no los quería en mis pies. 

Rápidamente fui por mis pequeñas botas color marrón junto a la puerta y saqué mi teléfono para ver la cantidad de maquillaje que tenía en mi rostro. Sabía que usé mucho, yo lo sabía. Después de ponerme las botas, nos dirigimos a su coche blanco y entré con prisa porque era tarde.

— ¿A quién tratas de impresionar, de todos modos? —ella preguntó con una mirada sospechosa en su rostro mientras se colocaba en el asiento. Rápidamente me encogí de hombros y decidí ignorarla mientras miraba a través de la ventana del coche.

—Espero que no a Manoban o a Coster —empezó, haciéndome ampliar mis ojos—. ¿No son 20 años mayor que tú?

Mis cejas se fruncieron en confusión. ¿Por qué estaba sacando conclusiones tan rápidamente? ¿Fue tan  fácil darse cuenta que yo intentaba vestir un poco más madura para ver si la señora Manoban me miraba? ¿O era su instinto?

—Diecisiete años —corregí—. Ella tiene 34. Quiero decir, la señora Manoban.

— ¿Así que te gusta? —ella dijo, capturando mis ojos cuando volteé mi cabeza—. Ni siquiera lo estás negando, cariño.

—Dios, no —rápidamente mentí, temblando de nervios y culpa—. Eso es asqueroso.

También es asqueroso llamarle papi, pero tampoco era para quejarse tanto. Dios, tenía que parar con estos pensamientos.

—Me alegra que pienses así —murmuró—. Si me enterara que están en algo, la mataría con mis propias manos y pensaría en algo para ti.

— ¿Estar en algo? —repetí, tratando de contraer la imagen de mi madre cortando el pene de Lisa.

—Ya sabes, haciendo algo sucio —ella me informó, haciendo que me estremeciera un poco más fuerte.

—Mamá, hay más posibilidades de que tú tengas algo con ella que yo —mentí con claridad y vi como sonrió antes de negar con la cabeza por ello. Nadie sabía lo que nosotras estábamos haciendo a espalda de los demás y eso hacía que todo fuera más emocionante.

Minutos más tarde, nos estacionamos fuera de su enorme casa, ¿o debería decir mansión? Rápidamente le di gracias a mi madre antes de salir del coche. Caminé a paso veloz hacia la puerta principal y di tres golpes sobre la misma con la esperanza de que Lisa abriera y que no mencionara lo tarde que era.

Llámame papi → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora