Llámame papi → jenlisa

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El domingo pasado fue sin duda una de las mejores noches que Lisa y yo pasamos juntas. En realidad mostró preocupación por mí, como si le importase. No estaba diciendo que ella me amaba como yo a ella, pero no era capaz de decir que ella solo me tenía como un objeto para el sexo.

Les dije a mis padres que Lisa había pagado por mis estudios, estaban un poco confundidos al principio, pero terminaron viéndolo como un gesto sencillo de amabilidad. Lo peor de todo es que querían agradecerle invitándolo a cenar con su familia. La idea de ella y su familia en una cena con mis padres me hizo temblar.

Lisa y yo nos enviábamos mensajes de texto todos los días ahora, ella se ofreció a comprarme un nuevo teléfono, porque el mío aparentaba ser una 'mierda', pero me negué. Quería demostrar que no la estaba usando por su dinero.

Sonreí para mí misma en cuanto recibí otro mensaje de ella, ansiosa por ver lo que decía.

Lisa:

No estoy con muchas ganas de ir esta noche, honestamente. No quiero explicar por qué estoy dispuesta a darte diez de los grandes ¿Crees que van a dudar al respecto?

Jennie:

No, no realmente. Solo usa palabras grandes y ellos se confundirán o algo, no sé...

Lisa:

Creo que podría intentarlo.

Sandra y los niños no irán, por cierto. Si pudiera salir ahora lo haría, pero no quiero quedar como una idiota.

Jennie:

Eres una idiota. Suponía que tu esposa no vendría, ¿pero los niños tampoco? Más tiramisú para mí así que todo está bien.

Lisa:

Tu falta de puntuación me ansía.

Jennie:

Eres tan mala.

¿Así está mejor?

Lisa:

Sí, solo por ti. ¿Qué está haciendo tu madre, de todos modos? Estoy saliendo de casa.

P.D: compré una botella de vino y tulipanes para darles a tus padres porque soy educada.

Jennie:

Está haciendo lasaña con pan de ajo, creo. Tiramisú de postre. Está haciendo un esfuerzo, creo que tiene algo por ti.

Lisa:

Lástima que tengo una cosa por su hija.

No contesté a eso, estaba demasiado ocupada para hacerlo mientras me tapaba la cara con mis manos mientras reía. Me levanté y me miré en el espejo, comprobando mi atuendo. Me veía bien, mi vestido azul casual justo por encima de la rodilla. Esperaba no verme como si estuviera esforzándome demasiado en lucir bien.

Habrían pasado unos cinco minutos hasta que finalmente terminé de asegurarme que me veía bien. Bajé rápidamente las escaleras y seguí el delicioso olor a boloñesa que me dirigió a la cocina.

Mama y papá estaban ahí, todavía estaba un poco cuidadosa con él por razones obvias, pero creo que simplemente en algún momento podríamos hablarlo.

—La esposa e hijos no vienen, aunque Lisa sí —casi cantaba, sonriendo para mis adentros.

— ¿Lisa? ¿No te dirigías a ella como la señora Manoban? —mamá preguntó.

Me mordí el labio y nerviosamente negué con la cabeza—. Ella no quiere que la llame así.

Y yo quiero llamarla papi.