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Hoy era el día.

Probablemente el día que odiaría por toda la eternidad.

La boda.

Creo que la peor parte de esto es que yo debía ir. Sandra me llamó a último momento para decirme que debía comprar un bonito vestido porque al parecer yo estaba cuidando de Oscar y Sydney. Por supuesto, rechacé la oferta, ya que no quería ver a Lisa mientras la esperaba a ella caminando hacia el altar. No quería ver lo felices que eran.

Pero Sandra insistió y era difícil no aceptar su oferta debido a la cantidad de dinero que ella me ofrecía por eso.

Pero, maldita sea. Ella la engaña. ¿Por qué esta boda sigue en proceso?

Traté de parecer al menos un poco contenta mientras me terminaba de arreglar. Mi cabello estaba sujeto por una larga trenza suelta y mi maquillaje era agradable, sencillo y... ¿rudo?

Mi vestido era corto, blanco y llevaba pendientes negros a juego. No quería hacer esto, no quería hacer esto.

Tomé un taxi hasta el lugar sin que mis padres lo supieran. No supieron sobre todo lo que había pasado, si no, ellos literalmente me matarían, y a Lisa también.

Por más de que no quiera decirlo, el lugar era impresionante. Era indudable que ese hotel en donde se iban a casar era propiedad de Lisa. El color crema de decoración de afuera me dio la impresión de que me encontraba en el lugar correcto. No habían terminado de hacer los arreglos, simplemente porque aún faltaba como una hora.

Le pagué al conductor y rápidamente salí, mirando el alto y elegante edificio blanco.

Quería quemar hasta el suelo del mismo.

Solté un profundo suspiro y entré lentamente a través de las enormes puertas de cristal. Me sorprendió el interior, donde los empleados estaban casualmente terminando con la decoración. No sonreí, simplemente porque no quería estar ahí. Quería ir a casa, pero otra parte de mí quería ver a Lisa y a sus hijos una última vez.

Tenía que encontrarme con ellos en su habitación de hotel, donde se estaban preparando. El servicio no inició durante una hora así que le rogaba a Dios que ellos siguieran en sus cuartos.

— ¿Disculpe? ¿Puedo ayudarle? —alguien preguntó detrás de mí, haciendo que me diera la vuelta, encontrándome con un hombre de figura firme, vestido con un traje bastante elegante.

—Uh- estoy buscando a la novia —murmuré sin entusiasmo—. Soy la niñera de sus hijos.

Él levantó una ceja—. ¿Tienes invitación?

Fruncí el ceño por un momento, poniendo mala cara antes de negar con la cabeza sumamente confundida—. N-no.

—Buen intento, niña. Tenemos a nuestra primera intrusa de la boda. Ahora vete antes de que llame a seguridad.

No sé por qué, pero me enojé fácilmente por sus rudas palabras. Ahora, de repente, estaba llena de rabia—. ¿Me estas jodiendo?

— ¡Jennie! —una voz profunda gritó, logrando que mi estómago comenzara a dar vueltas por los nervios—. Está bien, ella está invitada.

Me di la vuelta y mi boca cayó ligeramente al verla frente a mí, Habría sido grosero de mi parte ignorarlo, pero al verla ahí parada... debía hacer algo.

—Lisa... —murmuré, y caminé hacia él tímidamente—. Y-yo—

—Sydney y Oscar están en la gran suite con su madre. Toma la llave de la habitación y ve —velozmente habló, pasando por encima de mí. Pero antes de que yo pudiera responder a eso, ella se alejó a toda prisa.

Llámame papi → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora