Era un gran error extrañar a Lisa después de lo que me dijo. Qué manera de hacerme sentir sin valor. No podía creer la epifanía que había conseguido después de salir de su casa aquel día. Ella me usaba y eso me dolía como la mierda. Pero no podía sentirme así, después de todo, que ella me usara para las relaciones sexuales, era algo que debí haber reconocido hace un largo tiempo.
Traté de no dejar que eso me incomodara mientras continuaba con mi simple y aburrida vida. Ahora que Lisa estaba fuera, solo consistía en la escuela y el trabajo. No había nada emocionante, ya no.
Conseguí mi salario mensual del pub donde trabajaba los fines de semana. No era mucho, solo unos cuantos billetes al mes.
Tenía que ir al banco por la mañana para cambiar mi cheque por dinero en efectivo. Cuando entré a mi casa después de un corto viaje en taxi, mi madre y padre estaban sentados en la sala aparentemente de mal humor. Los miré con recelo, preguntándome por qué estaban aún despiertos a la una de la mañana. Recién había llegado luego de trabajar en el bar. ¿Por qué habrían de quedarse aún? Simplemente sacudí la cabeza y subí las escaleras para poner mi cheque en mi caja fuerte; donde estaban mis ahorros para la universidad. Lo guardaba en el fondo del armario, en una caja de metal, que necesitaba un código para ser abierto.
Rápidamente me dirigí a mi habitación y fui directamente al armario. Ingresé el código en la caja fuerte y el mango me concedió acceso rápidamente. Tiré de ella para abrirla y encontrar... nada. Aspiré, mi aliento quedó atrapado en mí.
— Mamá —grité—. ¡Papá!
Prácticamente corrí hacia abajo con terror, mis lágrimas comenzaron a fluir hacia abajo. No quería llorar, pero estaba sumamente angustiada y asustada.
—M-mamá, mi caja fuerte está vacía —entré en pánico—. ¡Nos han robado!
Entré a la sala de forma rápida, ya que ambos seguían quitos ahí. Se miraron con culpabilidad entre ellos al verme tan nerviosa.
—Cariño, tienes que sentarte.
— ¿Dónde está mi dinero? —les pregunté desesperadamente, ignorando las palabras de mi madre, siguiendo de pie frente a ellos. Mi padre al instante apagó la televisión y frunció el ceño.
—Cariño, ya sabes que no somos una familia muy rica.
—Lo tomaste, ¿verdad? —espeté con los ojos cada vez más oscuros.
Cerró los ojos con vacilación y asintió con la cabeza.
—Cariño, tuve que hacerlo.
—Oh Dios mío —me susurré a mí misma, llevándome la mano a la boca para tratar de reprimir mis gritos. Sacudí la cabeza con incredulidad—. ¿En qué lo gastaste?
Él suspiró de nuevo, golpeando su mano en la rodilla.
—Sabes que soy adicto a los juegos de azar y—
— ¿Apostaste mis ahorros para la universidad? —prácticamente grité con rabia, cruzando los brazos mientras lo miraba. Estaba furiosa, estaba lista para destrozar el maldito lugar.
—Tu padre necesita ayuda, Jennie —mamá susurró en voz baja—. Tenemos que apoyarlo para que pueda salir de esta adicción.
No podía creer sus palabras, mi sangre hervía.
—Dios, ¡los odio a ambos!
Mi madre se levantó de repente de su silla, con intención de consolarme, pero di un paso hacia atrás.
— ¡No me toques! —grité.
Salí de la sala de estar mientras ellos comenzaron a llamarme por mi nombre. O era mi habitación o era la puerta de entrada, y de ninguna manera iba a quedarme bajo el mismo techo que ellos.
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Llámame papi → jenlisa
FanfictionTenía edad suficiente para ser su madre. Sin embargo, ella le llamó papi. [G!P] © 1d_jollygood.