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Acababa de terminar mi día en aquel pequeño bar en el que trabajaba. Mi familia no era de lo más rica así que tenía que conseguir el mayor dinero posible para mi futuro. Lisa me recogería aquí, su esposa e hijos ya debían de haberse ido.

Me quedé afuera del pub local, mirando con recelo a todos los peatones ebrios que me rodeaban, buscando su camino a casa. Solo eran las 4PM y la gente ya estaba fuera de control.

Mi cabello estaba lacio, mi maquillaje probablemente dejaba ver que había estado trabajando durante cinco horas. Y vestía unos pantalones ajustados y una camiseta de lana. Me hubiera gustado vestirme un poco más sexy para Lisa, bueno... había tres formas de referirse a ella: Lisa, señora Manoban o papi.

Después de unos minutos, finalmente vi su BMW acercándose. Los vidrios polarizados oscuros haciéndome prácticamente imposible ver al interior.

Sabía que era ella cuando se detuvo cerca de mí, tomé una respiración profunda antes de caminar lentamente hacia la puerta del auto. Vacilante solté un suspiro de alivio al ver la figura oscura vestida, que sin duda era la señora Manoban.

Su camisa ligeramente ajustada negra retrató muy bien su tonificado cuerpo. Vestía pantalones ajustados haciendo juego, y eso me desconcertó un poco. ¿A esto se le llama casual? Era evidente que no estaba con su ropa de trabajo, pero la encontré increíble, impresionante e independiente.

—Hola, Jennie —habló en voz baja. Entrecerré los ojos un segundo en confusión por su tono extraño, de repente oí una risita infantil detrás de mí.

— ¿Jennie vendrá con nosotros también, mami?

Parpadeé varias veces, tratando de averiguar si estaba alucinando o si en realidad acababa de oír la voz de su hija detrás de mí.

Volteé mi cabeza y vi a los gemelos en sus asientos de seguridad, y ambos se quedaron boquiabiertos al verme con una enorme y amplia sonrisa.

— ¡Hola! —les sonreí, fingiendo que no me molestó el hecho de que estaban aquí. Créanme, amaba mucho a Oscar y a Sydney, pero había pensado que Lisa y yo íbamos a pasar todo el fin de semana follando. Al parecer no.

— ¡Mami nos llevará a Avenchu Land! —Oscar dijo inseguramente, sus ligeros rizos caían frente a sus ojos.

— ¿Avenchu? —reí, mirándolo.

Lisa rodó los ojos en broma—. Adventure Land... es una gran zona de... juegos.

Me quedé mirando a Lisa con consternación. No estaba enojada ni nada, estaba desconcertada. No tenía ni idea de lo que estaba pasando.

— ¿Dónde está mamá? —le pregunté en un tono bajo.

—Uh-mamá se fue por el fin de semana. Algo que hacer con el trabajo, al parecer —me dijo con una sonrisa falsa en los labios, antes de devolver su mirada la carretera—. Estoy tan enojada con ella —susurró. Genial, de seguro ella estaba con su propio papi.

— ¿Que dijiste, mami? —Sydney preguntó.

Lisa abrió su boca vacilantemente—. Dije que estoy muy molesta con mamá.

Oscar rio—. ¿Qué significa eso?

Miré fijamente a Lisa, esperando una respuesta mientras se mordía el labio. Dios, era hermosa. La quería para tener a mis hijos con ella.

— ¿Sabes cuándo nos fijamos en el coliflor del plato de la cena y te sientes decepcionado? —preguntó y pude ver su sonrisa cada vez más grande—. Eso es lo que pienso de su mamá a veces.

Tanto Sydney como Oscar estallaron en carcajadas. Lisa negó con la cabeza a sí misma mientras trataba de ocultar su risa.

No podía dejar de ver la miseria de Lisa. La más odiada por su esposa, lo más hermoso que tengo yo. Sé que era algo trágico el ser feliz por eso, pero no podía evitarlo, estaba muy enamorada de ella.

Llámame papi → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora