2|| Ꮪ ι n ғ υ l

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Lo que más resplandecían eran sus ojos verdes, del mismo color que las esmeraldas, pero peligrosos como un bosque; contuvo la respiración al tenerlo cerca. Rápidamente inspeccionó su brazo, el cual estaba algo lacerado por el agarre de Viserys.

—¿Está bien? — preguntó el Lannister, fusionando su mirada con la suya; era un hombre atractivo, lo había visto en muchas portadas de revistas de sociedad, además de ser un abogado de renombre en la firma de su padre.

—Sí, gracias por ayudarme— respondió ella, sonriéndole. Jaime conocía aquella chica, se decía tanto de ella, tantos rumores circulando en las pláticas de las amigas de su hermana, rumores que, si eran verdad, él era el menos indicado para juzgarla.

— No debería permitir eso— se atrevió a decir llevándose una mueca de sorpresa por parte de la hija de Aerys Targaryen; de sus dos hijas, Vaella, era la más hermosa, no solo por su perfecto rostro, o ese cabello plateado que lograba cautivar a muchos, sino por su pasión en las causas que creía justas, era una defensora de los Derechos Humanos, la mejor de su gremio.

—A mi hermano se le pasaron las copas solamente— respondió acomodándose el vestido y buscando entre su bolso pequeño algo, Jaime comprendió rápidamente que se trataba de un cigarrillo y le ofreció uno de los suyos.

— Eso no justifica lo que intentaba hacer— deslizó el dedo por el encendedor de oro que llevaba la cabeza de un león grabado.

Vaella fumó un poco de aquel largo cigarrillo para después atacarlo con una sola mirada. — Sir Jaime le agradezco su preocupación, pero sé cómo controlar a mi hermano— al Lannister le hubiese sorprendido que la chica no defendiera a su familia, los Targaryen al ser una familia pequeña, eran feroces cuando de los suyos se trataba, justo como los Lannister.

— Si usted lo dice— alzó las cejas dejando escapar esa mueca petulante que utilizaba muchas veces en la corte para mofarse de la parte contraria, Vaella apretó las mejillas un tanto molesta.

— ¿Qué fue eso? — preguntó dejando que el cigarrillo se consumiera entre sus dedos además del viento casi helado que la noche comenzaba a soltar por aquellos meses de otoño.

—¿Qué? — preguntó sorprendido, tal vez no era consciente de que lo hacía, tal vez sólo era la forma en que su rostro reaccionaba a algunas situaciones.

— Ese tono condescendiente conmigo— Jaime pisó el cigarrillo que había encendido minutos antes, aunque no le apetecía fumar, lo hizo como un gesto de cortesía con la joven Targaryen.

— Me disculpo si la ofendí mi Lady, no era mi intención— Vaella negó con la cabeza, estaba exagerando, la situación con Viserys la había puesto de mal humor, la presión de su caso y la sentencia resolutoria que se daría en un par de días para el mismo.

— No sir Jaime, discúlpeme usted a mí— el rubio le sonrió ampliamente y le ofreció el brazo como señal de paz, la chica sonrió por lo bajo, en un acto completamente puro.

— Permítame acompañarla de vuelta a la gala— tomó su brazo; era verdad que se veía hermosa aquella noche con aquel vestido en trasparencias y aberturas laterales con bordados, dejando a la vista su piel de una forma elegante, esa misma que muy pocas mujeres llegan a poseer.

—Muchas gracias Sir Jaime— le sonrió de nuevo, en sus mejillas había un tenue color rosa, tal vez por algún tipo de cosmético que se adhería bien a su piel, el color del vestido también resaltaba en ella.

— Me entere de su victoria en la corte— Vaella movió la cabeza, fijando sus ojos en los escalones que estaban a punto de subir.

— Aun no puedo decir que es una victoria— respondió mientras le tomaba la mano para llegar al último escalón que daba a la entrada principal, el guardia de seguridad los reconoció y no hubo razón para pedirles su nombre.

𝐈 𝐆 𝐍 𝐈 𝐓 𝐄 || 𝐉𝐚𝐢𝐦𝐞 𝐋𝐚𝐧𝐧𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫 [ᴍᴏᴅᴇʀɴ ᴀᴜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora