10|| Drugs

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Jaime nunca pensó que ver a alguien cocinar fuese la experiencia más surreal de mundo, Vaella caminaba de un lado a otro en la cocina, como si en su mente ya supiera en dónde estaba cada cosa.

 Con maestría untó un poco de mantequilla en un pan tostado para después ponerle un poco de jalea de frambuesa y así ponerla en su plato. 

—Deja de verme así— le apuntó con el dedo antes de sentarse a beber su taza de café. 

Verla ahí, sentada, con el brillo del sol de la mañana colándose entre los cristales de los ventanales, la hacía ver más hermosa, dándole ese toque dorado a su cabello. 

—Es muy raro que hagas el desayuno— respondió antes de sorber un poco de café. 

Vaella dibujo una sonrisa de satisfacción en su rostro que no pasó desapercibida por el Lannister. 

Quien diría que terminaría viviendo con Vaella Targaryen, de enterarse que despertaba antes que sus alarmas, que caminaba por su recamara antes de que el sonido del agua inundara el cuarto de baño, además de dejar la esencia de su perfume cuando salía de la habitación para preparar con extremada delicadeza la cafetera. 

Nadie conocía a Vaella verdaderamente, nadie pensaría que podía preparar un desayuno perfecto, menos que comenzaba a trabajar desde que abría los ojos. Tal vez Viserys tenía razón y sus padres estaban subestimando el poder que tenía la Targaryen. 

—Jaime... ¿Me estas escuchando? — le preguntó cuando salían del elevador. 

Se había perdido en seguir sus pasos, en la forma en que colocaba las cosas en sus caros bolsos o se aplicaba nuevamente el labial carmín que hacia resaltar su rostro. 

—Sí, necesito hacer despensa.

Había escuchado la última parte de la conversación, pues Vaella se quejaba de que en su cocina no había nada que se pudiese utilizar para una comida que pudiese llamarse propiamente una. 

Sus oficinas sólo estaban separadas por veinte minutos de camino, el complejo donde Vaella tenía su despacho era todo lo que ella representaba, de cristales, alto, con ese toque moderno que tenía esa parte de la ciudad. 

—¿Quieres que venga por ti? — le preguntó antes de que ella bajase del auto. 

Le dedicó una sonrisa amplia, mientras tomaba su bolso, había arrugado la nariz de una forma en que Jaime quedó desarmado por la ternura que enmarcaba aquel bello rostro. 

—Tomaré un taxi— respondió. 

Jaime la miró un tanto serio, además de que sus ojos verdes rolaron de una forma seductora, aunque Vaella creía que esa no había sido la intención del Lannister. 

—Entonces vendré— soltó sin dejar de mirar su teléfono. 

—Jaime...— trató de replicar, pero el dedo de Jaime le hizo saber que no escucharía ninguno de sus argumentos. 

—Sin discusiones, Vaella

La miró por el rabillo del ojo, sólo para comprobar que se había sonrojado, y efectivamente, sus mejillas habían adquirido ese delicado tono rosa que parecia sacado de un campo de flores en plena primavera. 

—Muy bien, Sir Jaime Lannister— en un acto que Jaime no esperaba, Vaella deposito un beso en su mejilla, tan leve que sólo dejó un fantasma carmesí del color de sus labios. 

—Te veo después— respondió guardándose las ganas de tomarle el rostro y arruinar el perfecto delineado en los labios que había logrado a pesar de haberlo hecho caminando de un lado a otro en el apartamento. 

𝐈 𝐆 𝐍 𝐈 𝐓 𝐄 || 𝐉𝐚𝐢𝐦𝐞 𝐋𝐚𝐧𝐧𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫 [ᴍᴏᴅᴇʀɴ ᴀᴜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora