𝐈 𝐆 𝐍 𝐈 𝐓 𝐄 || 𝐉𝐚𝐢𝐦𝐞 𝐋𝐚𝐧𝐧𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫 [ᴍᴏᴅᴇʀɴ ᴀᴜ]

4|| Jalouser

Jalouser (francés)
Type: verb;
envidiar

C O N T E N I D O A D U L T O +18

La gente dice que no puedes escapar de tu destino, que las páginas de tu vida están ya escritas en los confines del universo; que los humano son solo seres que tienen ya predispuesta una vida, una película que viven diariamente hasta que llega el momento de los créditos. La muerte.

Resulta gracioso y extraño a la vez que estando ahí en un automóvil con un hombre que debería ser su enemigo se sintiera tan cómoda, como si estuviese siguiendo un horario, y ella sabía verdaderamente de horarios, era una aficionada a hacerlos, cada minuto de su día debía estar planeado en su agenda como en su teléfono, pero a pesar de que esa esporádica cena no estuviese planeada, ahí estaba, cómodamente viajando hacia un restaurante de la calle Green Village.

—No pensé que aceptara mi invitación— rompió el silencio Jaime Lannister sin despegar los ojos de la acera. —Quería discutirlo en un lugar privado, supongo que no desea que su familia se entere— pudo verla cuando la luz roja los atrapo como lo hacen los conejillos antes una luz cegadora en medio de la carretera.

— Así es sir Jaime, es un caso un tanto delicado— respondió guardando su teléfono en su bolsa, Vaella Targaryen era una chica extraña, con ese aroma a rosas, tal vez entre mezclado con el cítrico de su perfume que comenzaba a intrigarle como lo hacen las mejores cosas en la vida.

—Lo que me sorprende es que desee ayudar precisamente al protegido de Stark— interrumpió en cuanto la luz roja cambio a una verde, sus enormes ojos violáceos fueron directo a la acera, podía decir que gustaba de estar atenta a los demás automóviles. Precavida como la imagino.

—El chico acudió a mí, no podía rechazarlo, se veía desesperado— confesó mirándolo de reojo a pesar de que el Lannister estaba atento al camino, la noche caía apaciblemente, casi como si una mariposa se posara en una ligera hoja.

—Aún tiene la sed de justicia de cuando se sale de la carrera— entonó el Lannister sonriendo, había algo en aquella curva que adornaba su rostro que cautivaba, combinaba perfecto con su rostro, casi como lo hacían sus ojos con su cabello dorado.

—No creo perderla nunca— trató de descifrar que pasaba por su mente, no siempre se topaba con la nada, como un papel en blanco.

—La justicia puede ser engañosa— se recargó del asiento, virando el rostro, tenía ya una sonrisa en el rostro, como si esperara esa respuesta.

—¿No lo es todo el derecho? — preguntó haciendo que el Lannister asintiera ¿se comportaría de la misma forma con todas? Algo le decía que era de las pocas que podía ver ese lado del león dorado.

—¡Lady Vaella me sorprende! — imperó sin perder esa expresión socarrona. Aunque la joven dejó escapar una delicada risa para acompañar ese chiste tan malo de abogados.

Llegaron al Two Crowns, un restaurante privado al cual sólo podía tener acceso la clase alta de Westeros, servían todo tipo de comida, gourmet como les gustaba llamarla. Un hombre vestido de negro los encaminó hacia las escaleras que daban a terrazas privadas donde se podía tener una cena amena y bastante personal, algo que se agradecía en la ciudad.

—Sir Jaime, Lady Vaella, bienvenidos— les dejaron el menú no sin antes servir el champagne de cortesía, a Vaella le gustaba el lugar, aunque prefería algo menos elegante.

Charlaron un rato antes de ordenar además de degustar las entradas propuestas por el chef, había perdido la noción del tiempo y eso pasaba cuando se perdía en una charla amena como la que estaba teniendo con el Lannister.