6|| La Peau Douce

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La Peau douce 

La piel suave

No te olvides de leer la nota del final

***

La escena final fue tan impactante como la mayoría de los diálogos, no podía sacarse de la mente el sonido del arma disparándose, el cuerpo de aquel hombre cayendo, sus ojos reflejando el miedo que el ser humano siente al saberse a punto de dejar su mundo. Y la pantalla sólo quedo el rostro de una mujer, con los sueños rotos y el letrero sobre ella que decía. Fin. 

Odiaba las armas, el sonido de una de ellas dispararse le dejaba igual que Franca, perturbada a la realidad que acaba de forjarse como lo haría una barra de hierro doblándose ante el fuego, justo como aquella mujer engañada del filme francés que habían acabado de ver con Jaime Lannister al lado. 

—¿Lo odias? — Vaella giró el rostro para poder dibujar las facciones del Lannister entre la media luz de la sala de cine que como había dicho estaba casi vacía, de no ser por un par de hombres y mujeres distribuidos de tal forma que podían sentir privacidad, las butacas forradas de tafetán carmesí, las esculturas sosteniendo parte de la sala haciéndole saber que había tenido un tiempo de gloria que ahora la dejaba sepultada en el olvido de la acrópolis que era Westeros. 

—¿A quién? — Jaime torció una sonrisa y señaló el nombre del director que aparecía en la pantalla tan grande como supuso el ego de aquel hombre. 

—Truffaut— la mujer negó con la cabeza, se había quedado pensando en porqué de la pequeña lista de títulos que se proyectaban aquella noche, Jaime había escogido precisamente ese, una historia de pasión fatídica. 

—Me sorprende que tengas interés en filmes de ese corte— escucho su risa, pero seguía con los ojos fijos en la pantalla, los pocos asistentes iban saliendo antes de que las luces amarillas iluminaran la sala y pudiesen verse las caras, pero Vaella sentía la necesidad de quedarse en esa butaca un tanto incomoda, pero que se amoldaba perfectamente a su cuerpo como para estar sentada ahí por horas. 

—Es uno de mis secretos, solía venir dos veces por semana, antes de que el trabajo me absorbiera— Vaella recargó su mejilla en su mano en un movimiento extremadamente delicado, tanto que podía respirar el perfume de Jaime. 

Las luces se prendieron y el único que quedaba era un hombre de traje oscuro que parecía más un ejecutivo que un hombre que estuviese viendo un filme pasional francés de los sesentas. Salieron del cine recibiendo la noche en su apogeo, el silencio era algo que disfrutaba al lado de Jaime Lannister porque no se sentía forzado, era casi como una pausa a las miles de conversaciones que sabía podía tener con él, porque, aunque no lo pareciera, el Lannister era un hombre tremendamente culto. 

La melodía atrapó al auto deportivo y mientras los dedos de Jaime pasaban por la pantalla buscando la ruta más rápida para Dragonstone, Vaella cavilaba en la posibilidad de no volver a la mansión Targaryen, porque por primera vez no quería atenerse a la rutina. 

—¿Te llevo a tu casa? — preguntó por cortesía Jaime, pero los enormes ojos de la Targaryen estaban perdidos en la soledad de la calle. 

—No— respiró profundamente. —¿Me darías posada? — preguntó viéndolos a los ojos, no podía decirle que no, aunque su mente le gritara que en cualquier momento tendría a todos los miembros de seguridad de los Targaryen rodeando su edificio y tumbando su puerta para poder "rescatar" a la joya de la familia. 

—Rhaegar va a matarme— soltó a modo de broma, y Vaella se acercó a él, pudo ver un poco del maquillaje que cubría su hermosa piel, el pigmento de sus parpados que hacia resultar lo violáceo de sus ojos. Hermosa. 

𝐈 𝐆 𝐍 𝐈 𝐓 𝐄 || 𝐉𝐚𝐢𝐦𝐞 𝐋𝐚𝐧𝐧𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫 [ᴍᴏᴅᴇʀɴ ᴀᴜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora