Un buffet, una fiesta, una celebración. Y es que no tenía límites y siempre el sería así por lo menos hasta que muriera. Desposo a Madame Isabelle en santo matrimonio siendo una aberración para la iglesia aquella unión y es que a parte de todo estaba la alta sociedad que arropaba los intereses y negocios de Bond Isabelle era su esposa y aquel pequeño hijo suyo. Resultaba un poco sorpresivo en las similitudes que ese bebé tenía con él y es que nadie podía dudar de su paternidad. Podría ser el hombre más bastardo de todos pero antes de ser el infeliz que asesinó a una mujer por obsesión y se coge la hija de esta desde que tiene 12 años es un importante bastardo en los negocios y en el manejo del monopolio que sustenta aquella sociedad; la política, el ambiente social era suyo. Y es que pertenecía al congreso nacional, siendo un hombre de política. Un político ¿Qué más se podía esperar de él?
Y aquel hermoso traje que había sido hecho especialmente para ella le quedaba de maravilla, a pesar de tener pocos meses de haber parido, a penas tres; su cuerpo seguia siendo aquella magnífica obra de arte que deja maravillado y nervioso a más de uno. A esta celebración que era la "pequeña" fiesta por su boda estaban invitados todos los grandes de Francia.
Madame a mitad de celebración escapó al baño y dejó caer su peso cobre sus manos que se sostenían con fuerza del lavamanos; estaba cansada, astiada odiaba tener que amar a ese hombre, odiaba tener que dejar que su hijo llevará su apellido y especialmente se odiaba a ella misma.
Observó su rostro en el espejo, mirando lo hermosa y perfecta que se veía ¿De qué le servía aquel disfraz de vida magnífica cuando no sentía eso? Golpeó en un puño cerrado con su mano derecha el cristal del espejo, rompiéndolo así y a la vez hiriendo su mano. Eran tres meses de haber dado a luz, tres meses en los cuales solo las nanas cuidaban a su bebé porque no se le era permitido a ella hacerlo, tres meses en los cuales la leche de su pecho se derramaba porque ni siquiera podía alimentar a su hijo y eso pasaba en aquel momento. Veía como aquella delgada tela rosa se mojaba con el alimento materno ¿Era eso cruel? Tenía entendido que el vínculo de madre y bebé luego que está fuera del vientre era alimentarlo de su pecho, pero ella ni eso podía hacer con su carne.
Aquel dolor le causaba un cierto grado de querer morir. Solo tenía a su hijo y era privada hasta de cargarlo, de sentirlo cerca, de arrullarlo en su pecho hasta hacerle dormir, de cantarle una canción de cuna.
-¿Harás lo mismo que tu madre?- La profunda voz de aquel hombre lleno aquellas cuatro paredes blancas, había interrumpido en el baño y también en sus pensamientos- Si te quieres matar anda, hazlo, nada te detiene- Sonrió de forma cínica al mirar el pecho de la Madame- ¿Tus pechos desean alimentar a tu hijo? Es una lastima que no lo puedas hacer y sea otra mujer que lo alimente-Tomó la mano herida de esta mirándola con desagrado- ¿No te puedes comportar ni siquiera en nuestra fiesta? En lo que organizaron nuestros amigos por nuestra boda e hijo- Hablo con completo sarcasmo- Siempre quieres llamar la atención del mundo ¿Verdad?- Con el torso de su mano ofreció un fuerte golpe en la mandíbula de la mujer- Ahora si puedes hacer un verdadero drama-
Madame se dejó caer en el suelo, teniendo sus ojos inyectados en agonía y es que esta vida, este estilo no le gustaba, no le convenía y a veces veía la muerte como única opción, como la verdadera salida.
Resentimiento. Hombría. Tristeza.
Nadie lo entendía y estaba lejos el día que alguien lo hiciera, ni siquiera Madame podía hacerlo. El la había moldeado a su imagen; humillado, ultrajado, violado... Quería que ella sufriera todo lo que él para hacerla adecuada a su mente a su forma de pensar pero en vez de eso tenía un alma sumida en el dolor y la tristeza, dependiendo su vida en un hilo y todo por un hijo bastardo que tenía ¿Era eso el amor genuino? Esperar y aceptar tantas cosas por proteger a su hijo, un hijo que el había apartado de ella. Claro la había probado en más de una ocasión dejándole chances para escapar pero ella seguía ahí, firme como una gran muralla indestructible, llorando cuando creía que nadie le escuchaba pero el, él siempre estaba pendiente de ella y siempre lo estaría.
Porque al verla, sentía tanto, tanto que su pecho dolía y quemaba, tanto que quería llorar. Pero era un bastardo un hombre que ni siquiera toda el agua del mar lograría limpiar todos sus pecados.
El diablo queriendo ser bueno, deseando ¿Amar? Ni siquiera sabía el verdadero significado de esa palabra o si eso era lo que quería.
Dolor. Agonía. Pasado. Idolatría.
Se arrodilló ante esta y la abrazó con fuerza ante su cuerpo, buscando algo, pero no sabía con determinación que era. Quizás la quería proteger o tan solo buscaba sanar su propia alma.
Era una dulce tragedia.
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Madame Tragedy
Teen FictionBuenas. Este es el tercer y último libro de la trilogía Madame Orgasmos. Aquí pretendo darle significado a todos los cabos que deje suelto en los demás capitulos. Espero que la espera haya valido la pena, estaré subiendo capitulos diarios o semanale...