Dolor. Agonía. Debilidad. Belleza.
¿De verdad lo había hecho? Madame había tocado fondo como nunca antes, en esta etapa de su vida se había roto verdaderamente y era tan doloroso, tan inestable; un sentimiento que no tenía un origen exacto, pero ers real ya que prevalecía sin temer a nada.
Quizás debía estar nervioso, angustiado o haber sentido aunque sea temor ¿Temor o miedo a qué? Sencillo; temor a que ella hubiese muerto, pero no lo hizo, la muy bastarda aún seguía viva, mejor que nunca quizás y eso era una ¿Bendición? No, la muerte era lo mejor que le habría pasado pero tal parecía que aún no era su tiempo.
Madame había cortado sus venas en una línea vertical y muy profunda, perdió mucha sangre, gracias a la vida fue encontrada a tiempo por la ama de llaves, quién dió el boletín del estado caótico de Isabelle provocando así que esta fuese llevada de inmediato al hospital. Dos pintas de sangre AB+ fue colocada en ella, algunos salinos para hidratarla y luego de 3 días había pasado todo el peligro.
Y armoniosamente lo había conseguido, había quebrantado a su musa convirtiéndola en el ser que desde hace años debía ser; una persona de pensamientos morvidos capaz de quitarse la vida sin importar a quién dejase atrás, importando le poco lo doloroso de aquel momento. El tan solo tener ese pensamiento aberrante de quitarse la vida sin pensar lo que hay más allá de todo lo que es el mundo; es un pensamiento valiente y a la vez aberrante.
Jackson.jackSON.JACKson.JACSON
Que poco lo quería su madre, dejándolo a la suerte de nadie siendo aún, un pequeño bebé de 3 meses de vida; la misma bandida madre que había tenido Bond y es que eso el buscaba desde un inicio, romper tanto el alma y quebrantar la poca cordura mental que tenía aquella mujer en la cabeza; quería mordearla y convertirla en lo que el era. Quería hacerla a su imagen y semejanza, ser indispensable para ella, a tal punto que el fuese su Dios. Necesitaba con alevosía que ella le adorara y alabará como si fuera el una deidad. Y en 7 miserables años lo había logrado, había creado a un ser que era digno de hacerle compañía y estar fielmente durante los días que le quedaban en el planeta tierra.
Despertaba de su exilio, aquel que le había enviado muy lejos de la realidad y que por varios días le había dejado en la banalidad de lo que llaman el "otro mundo" pensó que sería más divertido o mejor de lo que había pensado. Solo estuvo en la oscuridad estática de un infinito abstracto, algo que con sencillas palabras no era capaz de explicar y nunca lo haría. ¿El rechazo de su hijo era tan fuerte? Algo tan significativo que la llevo a ese acto. No era ese tipo de persona; aquel tipo que piensa que todo se soluciona si muriese y abandonase el mundo si simplemente dejara de existir, no, ella era del tipo que cree que mejorando y haciendo la diferencia se es capaz de hacer un mundo mejor y mejorar los problemas de la cotidianidad que nos abarca la vida ¿Caer tan bajo en un suicidio? ¿A cambio de qué? Eso no le devolvería el tiempo atrás, no le daría a sus padres, no borraría su pasado y vida turbia, no le daría el amor de su hijo.
Sintió una corriente dura de oxígeno entrar por sus fosas nasales la cual le dió un choque repentino y le hizo despertar. Estaba débil e ida, le dolía la garganta y cabeza, sentía un hormigueo en su cuerpo y el tiempo pasaba a su alrededor con lentitud pero sin pausa, sin hacer que perdiera un solo instante de las cosas que veía o vivía ahora. Era un despertar nuevo, diferente a todos los que había tenido antes, se sentía ser otra persona, cómo si hubiese renacido de sus heridas. Sentía más; su sangre circulando, sus órganos vitales en funcionamiento, sus dedos de manos y pies moviéndose dejándole saber que tenía el control. Era Isabelle pero no la misma de antes y algo dentro se lo dejaba saber.
Observó a su alrededor y verificó con seguridad que estaba en el hospital. Veía el color amarillo pálido de las paredes. Sentía aquel color pastel bajo su piel, hormiguiandole y erizando la. Su corazón vibrando con fuerza haciendo temblar a su caja torácica. La luz del sol que se escabullia por el cristal de la ventana; saboreando en su paladar la vitamina c que tenía para brindarle. Estaba viva, rota, pero viva al fin.
Vio a Bond sentado frente a su camilla, vistiendo perfecto; un elegante traje color piel, zapatos brillosos y lustrados de color negro, su cabello como el pelo del maíz peinado hacia atrás, una sonrisa pausada la cual no demostraba ningún sentimiento legible y esos ojos decididos y profundos, esos ojos fieros y penetrantes, esos ojos azules.
No necesitaba palabras con el; lo sentía tan superficial como una modelo de Victoria Secrets, tan falso como un maniquí, tan siniestro y malvado como el mismo lucifer pero esta vez veía algo más esta vez, algo diferente. Sentía que lo comprendía por una vez en su vida, sentía tanto y a la vez tan poco.
- Ya te convertiste en la perfecta versión de mí y en lo que más odias que soy yo- Sonrió con malicia mientras sentía la tensión del ambiente- Tan bastarda sin padres, tan egoísta como para matarte y dejar a tu bebé solo en vez de luchar, tan simple y común como una cualquiera- Supiro llenando se de gozo y júbilo- Bienvenida a mí mundo, Madame-
Isabelle no lo pudo evitar porque lo sentía dentro de ella, se había dejado manillar por el y era otra persona. No lo podía evitar y sus lágrimas salían muchas y copiosas. Era la persona que más odiaba.
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Madame Tragedy
Teen FictionBuenas. Este es el tercer y último libro de la trilogía Madame Orgasmos. Aquí pretendo darle significado a todos los cabos que deje suelto en los demás capitulos. Espero que la espera haya valido la pena, estaré subiendo capitulos diarios o semanale...