Capítulo XVII: ¿Qué mí yerno qué?

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El sol aún no había terminado de salir cuando una atractiva mujer rubia se levantó de la cama con un bostezo y una gran sonrisa burlona adornando su adormilado rostro.

- Bien, ya tuvo tiempo suficiente, es hora de atacar – Se dijo a si misma mientras tomaba su bata para dirigirse a la cocina.

Era demasiado temprano, más de lo que habitualmente todos los residentes de esa casa acostumbraban levantarse, pero Mitsuki tenia un motivo bastante bueno para haber madrugado ese día, y es que ya había permitido que su cachorro la evadiera durante un mes entero, principalmente porque se percato del descontrol en el celo del menor, y siendo sinceros eso solo había aumentado sus preguntas, pero también era consciente de que ese no era el momento adecuado para realizar un interrogatorio, por eso se mantuvo observando a una distancia prudente la actitud de su cachorro, no obstante había llegado el momento de enfrentarlo, y esta vez no le permitiría escapar.

Mitsuki podía ser una omega sumamente curiosa y con un gusto mal sano por molestar a su hijo, pero por sobre todo era una madre protectora, y no podía simplemente seguir ignorando el inestable desarrollo hormonal de Katsuki por más tiempo.

Estaba preocupada por su cachorro.

Se había levantado a primera hora de la mañana para prepararle un exquisito desayuno con toda su comida favorita, entonces aprovecharía el momento de distracción para enfrentar al menor e interrogarlo como era debido, solo así aclararía sus dudas.

- ¿Eh?

Se encontraba tan concentrada en sus ultimas observaciones sobre la conducta del menor, que no se percato de los ruidos provenientes de la cocina que le advertían de la presencia de otro individuo en esta, hasta que estuvo a unos cuantos pasos de distancia de la misma.

Eso era extraño, su alfa seguía tumbado en la cama cuando se levantó, así que solo le quedaba un posible sospechoso para aquellos ruidos, pero aún era demasiado temprano, incluso para él.

- 5:30 – Volvió a revisar el reloj del pasillo para asegurarse de no haberse equivocado con la hora en su habitación, efectivamente aun era muy temprano para que Katsuki estuviera despierto.

La mujer solo tuvo que meditarlo unos minutos antes de alcanzar una maravillosa revelación.

- Su alfa... -Una sonrisa dulce se escapo de sus labios al pensar en que su pequeño había madrugado para prepararle el almuerzo a su alfa.

Después de soltar una ligera risilla decidió asomar levemente su rostro para observar lo que el cachorro estuviera preparando. No le sorprendió en lo más mínimo verlo cortando unas verduras en la mesa, al mismo tiempo que daba rápidos vistazos a la sartén que tenia a su derecha para asegurarse de que su contenido no fuese a quemarse.

Katsuki estaba esforzándose en esa preparación, y seria deliciosa estaba segura de ello, el adolescente siempre había sido muy talentoso en la cocina, probablemente incluso mejor que ella, pero eso jamás lo admitiría frente a su pequeño. Estuvo observándolo solo un par de minutos mas antes de enderezar su espalda y salir de su escondite, tal vez el chico haría un escándalo y trataría de echarla de la cocina, pero finalmente aceptaría su ayuda a regañadientes.

Además, esa podría ser una buena oportunidad para hablar sobre su pareja y no verse muy agresiva.

- Vaya, vaya, ya decía yo que esos ruidos me sonaban demasiado cercanos para venir de la calle – Que fuera a ayudar al chico con la comida no significaba que fuera a informarle sobre sus verdaderas razones para haberse levantado a esa hora.

- ¿Eh? – No solo la expresión de sorpresa en el rostro y respuesta de su hijo le causaba gracia, también el hecho de que había aplastado sin querer la bola de arroz que estaba preparando le resultaba bastante divertido.

Pero...¡¿15 años?! (AiBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora