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Papá golpeó a Steve, Barnes trató de golpearlo pero yo le disparé, después él trató de atacarme pero pude esquivarlo y volverle a disparar.

Mientras papá peleaba con Steve, yo lo hacía con Barnes, cuando estuvo a punto de escapar traté de alcanzarlo pero el escudo me golpeó, más bien, Steve me golpeó con el escudo.

- vete de aquí. - le gritó.

- tú no irás a ninguna parte. - comencé a dispararle pero él lograba esquivarlos.

- no pelearé con una niña.

- y yo no tendré compasión con el asesino de mis abuelos.

- no era él, HYDRA controlaba su mente.

- aún así sus manos fueron las que los mató. - dije.

- cariño, cuidado. - papá lanzó un pequeño misil que hizo que se cerrara la compuerta del techo que Steve había abierto.

- persiste mi confianza, Steve. - dije y le disparé.

- yo no te haré daño, eres mi mejor amiga.

- eso no parecía hace un rato. - seguí a Barnes pero Steve golpeó mi bota.

- la bota derecha está fallando. - me avisó Maya.

- sí, ya lo noté. - logré alcanzarlo, lo comencé a golpear y él me devolvió los golpes, disparé a su brazo metálico, el cual cayó al suelo igual que él.

Llegaron papá y Steve peleando, comencé a ayudarlo pero con el escudo me golpeó que hasta salí volando de allí, gracias a los propulsores de la bota izquierda y de las manos pude elevarme y atacar de espaldas a Steve.

- él es mi amigo.

- yo también lo era. - le respondió papá, volví a dispararle a Steve pero se defendió con el escudo hasta llegar a mí, me golpeó y me dejó en el suelo.

- si sabes que puedo levantarme, ¿verdad?

- con huesos rotos no creo.

- tú los rompiste. - dije adolorida.

- nadie te obligó a venir. - papá le atacó por detrás y siguieron peleando hasta que papá derribó a Steve.

- mejor quédate dónde estás. - le dijo y Steve se levantó como pudo.

- haría esto todo el día. - papá le apuntó pero Barnes lo tomó del pie distrayéndolo, yo le disparé pero Steve se abalanzó de papá hasta tumbarlo.

Mientras estaba encima de papá lo golpeó del casco con el escudo hasta quitárselo, después parecía que golpearía a papá en la cara con el escudo pero se lo encajó en el reactor, se levantó y ayudó a Barnes a levantarlo.

- lo siento, Ali. - susurró.

- el escudo no te pertenece, no lo mereces, mi padre fabricó ese escudo. - lo soltó y se fue.

- ¿Maya?

- ¿sí, Alisha?

- qué manden un quinjet hasta nuestra ubicación.

- claro. - me traté de levantar.

- espera, yo te ayudaré. - dijo papá y me ayudó a levantarme.

- gracias. - suspiré. - ¿te lo llevarás?

- sí. - lo tomó.

- ¿puedo? - asintió y me lo dio, sí estaba algo pesado. - ¿en serio mi abuelo lo fabricó?

- sí, en los años 40.

- supongo que para Steve.

- sí pero ya viste que no lo merece.

- si hubiera dicho que no, lo entendería pero...

- lo sabía y me lo ocultó. - dijo y me miró. - ahora sé cómo en verdad murieron mis padres, como murió mi mamá. - solté el escudo y lo abracé.

- si quieres llorar, hazlo, no hay nadie más. - me abrazó y escuché sollozos de su parte.

[...]

Habían pasado tal vez dos semanas desde que volvimos a Nueva York, obviamente Steve no lo hizo.

Se supo que Steve fue a La Balsa y sacó a todos de allí, sólo que a Scott Lang -al parecer el que se puede hacer pequeño y después gigante, que por cierto, su apodo es Ant Man.- y a Clint los mandaron con arresto domiciliario.

Papá le hizo una prótesis a mi tío que se lo coloca en la columna, la cadera y las piernas.

- ¿y bien?
- aún es difícil. - se cayó y Peter lo ayudó a levantarse, papá no estaba cerca de él y yo tengo las costillas y una pierna rota. - gracias, Peter.

- no es nada, Sr. Rhodes.

- disculpen, ¿aquí viven Alisha Stank y Tony Stank? - preguntó un hombre mayor al otro lado de la puerta corrediza, mi tío rió.

- sí, ambos los son. - lo miré riendo, luego me acerqué a la puerta y la abrí.

- ¿qué usted no es taxista?

- ¡ah! ¡Srta. Stank! - reí -lo que dolió.-. - también trabajo en FedEx.

- bien por usted. - me dio los paquetes y firmé.

- qué tenga un buen día, Srta. Stank.

- igualmente, señor. - dije, cerré la puerta y leí mi caja.

El remitente es de Steve Rogers y el destinatario es para mí.

- aquí está el tuyo, papá, iré a ver esto.

- ¿quieres que te acompañe? - me preguntó Peter.

- no, sería mejor que te quedaras con mi tío, por si se vuelve a caer. - asintió, lo besé y me alejé de todos.

Dentro de la caja venía una carta y un celular de los de antes. Tomé la carta y la abrí.

"Hola Ali.

Lamento lo de Siberia, mi intención jamás fue y ha sido lastimarte, en ningún sentido, creí que ocultándolo protegía a Tony, parece que me equivoqué.

Ya sabrás que no puedo volver a la base o al menos a Nueva York, ahora soy un fugitivo de la justicia.

Alisha, aún debes estar molesta conmigo por ocultar eso, por lastimarte y dejarte varios huesos rotos, por pensar que podías confiar en mí, veía tu dolor en tus ojos, me lastimó ver a mi mejor amiga así aunque creo que yo soy tu persona menos favorita en este momento.

Me metí con un asunto muy delicado para Tony y olvidé que si alguien se mete con tus padres, se meten contigo.

Solo espero que algún día puedas perdonarme, si no lo haces, lo entiendo.

Dentro de la caja viene también un celular con un sólo contacto, si quieres llamarme, hazlo, contestaré.

Solo quiero decirte perdón y te amo, pequeña Stark."

Sonreí, tomé el celular -es de los que se doblan, tienen teclas y una pantalla pequeña, básicamente, los que había antes de los touch e inteligentes, ¿para qué explico esto si ya saben a lo que me refiero? Tal vez los golpes me afectaron un poco.-, lo abrí y lo prendí, efectivamente sólo venía un contacto, Steve.

Lo volví a cerrar y lo guardé en mi bolsillo. Esto duele demasiado.

La hija de StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora