26

4K 261 18
                                    

Llegué casi terminando la junta, decidí solo verlos por fuera, todos se veían serios, en especial Wanda, Steve y papá. Fui a la cocina por un florero y puse las flores en él, mientras lo llenaba de agua salieron.

— ella es mi hija, Alisha Stark. — me acerqué. — cariño, él es el secretario Ross.

— secretario de Estado supongo.

— está en lo correcto, mucho gusto, con permiso.

— propio. — respondí y se fue. — a todos los veo con caras largas, ¿qué tan horrible estuvo?

— nos quieren hacer firmar un tratado que han firmado 117 países. — contó Steve.

— son los tratados de Sokovia. — dijo Sam.

— hasta viene tu nombre por si en un futuro piensas ser vengadora. — dijo Nat.

— es obvio que lo seré.

— es obvio que no lo serás, no si yo no lo apruebo. — dijo papá. — sabes lo peligroso que es nuestro trabajo y no quiero perder a mi única hija.

— ¿quiénes ya firmaron?

— nadie pero algunos se ven decididos.

— y tú serás igual, firmarás... — dijo papá ofreciéndome un bolígrafo y la tomé. — no importa si no te vuelves vengadora.

— ¿qué pasa si lo firmo?

— la ONU sólo nos llamará cuando sea necesario, si ocurre algo no podemos ir por nuestra cuenta. — suspiré y me senté con Steve, él pasó su brazo por mis hombros y yo me recargué en su hombro.

— ¿no firmarás?

— sí pero no en este momento.

Comenzaron a debatir sobre si era lo correcto o no firmar el tratado, papá se veía estresado, estaba casi acostado con la mano en la cara.

A Steve le llegó un mensaje donde decía "ella se ha ido", lo miré y él me miró triste.

— tengo que irme. — dijo levantándose y besó mi frente.

— espera... — se detuvo. — papá, ¿puedo ir con él? — sólo me miró.

— Alisha...

— por favor. — miró a papá.

— ¿puede?

— bien. — dijo dudoso y me fui con él.

— no era necesario.

— sí, yo también me encariñé con ella. — lo detuve aún en las escaleras. — y no puedes estar solo en una situación así.

— Sam irá también. — asentí. — sólo que más tarde.

— bien, comoquiera vamos. — bajamos y cada quién se fue a su habitación.

Yo me cambié por un vestido negro y unos zapatos negros, salí y vi a Sam y Steve de traje.

— vamos. — lo tomé de la mano y salimos.

En el funeral, cuando iba entrando el ataúd siendo cargado por varios hombres, Steve era uno, lloraba, odio verlo llorar. Más tarde, Sharon pasó a decir unas palabras, Sam llamó la atención de Steve.

— espera, ¿Sharon es sobrina de Peggy? — les pregunté susurrando y ambos asintieron. — ¿en serio andas con la sobrina? — asintió con una pequeña sonrisa. — qué vergüenza.

— distráeme un poco.—- me pidió Steve después del funeral, aún seguíamos adentro. — ya no quiero llorar ni sentirme tan triste. — asentí. — por ejemplo, ¿quién te dio las flores con las que llegaste? — sonreí.

La hija de StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora