Tenia una hora entre mi entrenamiento y que llegase Jim a buscarme para ir a cenar con los chicos y celebrar el fin de sus exámenes y los de Cesar. Como la ocasión era especial, Jim había reservado en el Casino y era un sitio demasiado pijo para ir casual, así que miré mi montón de ropa "desconocida por James" y escogí lo que me parecía más apropiado y más sexy, llevaba toda la semana picándome por Whatsapp diciéndome que seguramente lo estaba timando y que iría a la cena vestida con una sudadera, lo iba a flipar, me iba a deber una cena. Tenia un plan infalible, una vecina y su hija que eran como la versión chabacana pero simpática de las Kardashian y que se prestaron a ayudarme con el maquillaje y el pelo:
- Ma el vestido es granate y ella es pelirroja, ¿qué colores pueden venirle mejor?
- Algo sutil, para no cargarla demasiado, encima tienes unos ojos preciosos, ¿son marrones o verdes?
- Ambos.
- En el pelo hazla una trenza.
Yo era una espectadora omnisciente de todo aquello, recibía piropos y consejos y empecé a entender porque algunas personas tardaban más de 2 minutos en arreglarse para salir. Mis vecinas me dijeron que si necesitaba ayuda en otra ocasión se la pediría, de hecho, me dieron el nombre de varios canales de youtube donde enseñaban a peinarse y maquillarse, muy simpáticas.
Una vez sola, por fin pude admirar la obra de arte que entre mis vecinas y mi máquina de costura habíamos creado, ellas con los potingues que me había comprado y yo con un body y un decorado de cortinas de Halloween granates transparentes.
Los tacones eran nuevos plateados, a juego de un bolsito de mano que mi padre me había regalado en navidad. Llamaron al timbre y baje, no sin antes detenerse el ascensor en la planta de abajo, donde mi padre había presionado el botón y ahora, una vez abiertas las puertas parecía perplejo. Mi hermano a su lado le dio una palmada en la espalda y sacó el móvil para inmortalizar el momento. Les dí un beso y seguí hacia abajo, iba a ganar esta apuesta.
Salí del ascensor, respire hondo y camine con dignidad hacia un James que estaba mirando el móvil en traje de chaqueta. Cuando escuchó los tacones giró lentamente la cabeza y bom, volvió a mirar el móvil, ¿Qué le pasaba? Esperad, fue una falsa alarma, giró de nuevo la cabeza, pero ahora con la mandíbula desencajada y las cejas levantas:
- Dios
- ¿Qué?
- Estas...
- ¿Preciosa?
- Muy buena, pero también eso. ¿Tu padre te ha dejado salir así de casa?
- Me ha mirado raro, es mejor que me metas al coche antes de que baje corriendo e intente llevarme para arriba.
- No me extraña. – Me reí sonrojada, había ganado- Recuérdame que no vuelva a apostar nada contigo.
James no paró de mirarme hasta que entramos en el coche y, aun así, mientras conducía me echaba miradas furtivas de asombro. Mis amigos también alucinaron y Judi me dijo sentir envidia por el vestido, me lo había currado, era agotador ser sexy. Después de la cena brindamos por el verano que nos esperaba, estábamos todos, cosa casi mágica y aquello fue como la promesa de algo mucho más grande de lo que imaginábamos, iba a ser un buen verano, pero todo a su tiempo. Cuando los chicos y las chicas decidieron jugárselo todo en el casino yo salí a admirar las vistas del mar desde la terraza del edificio blanco neoclásico.
Agradecía el aire fresco y la brisa del mar, el ambiente ahí dentro estaba cargado y aunque no quería repetir glorias pasadas, había robado un poco de vino de la copa de Ana, un par de sorbos, nada preocupante. Realmente quería que este cambio fuese a más, el de vestuario, quiero decir. Tan solo llevaba una semana vistiendo más...no sé, arreglada, y ya me sentía con más seguridad, que no es que no la tuviese antes pero ahora era otra cosa. Mientras mi cabeza divagaba, el viento comenzó a parecerme más frio y cuando tiritando estaba a punto de darme la vuelta y volver a entrar en el casino, noté el peso de una chaqueta sobre mis hombres, la cual era de James, por el perfume inconfundible a Dolce y Gabanna, le tenía calado:
ESTÁS LEYENDO
No le pidas peras al olmo
Novela JuvenilPrepárate un té, coge algo de comer y siéntate, porque esta historia es larga, compleja y enrevesada, nunca nadie dijo que la vida de una adolescente fuese fácil. **** Aliena es una adolescente que acaba de finalizar su último año de Bachillerato. E...