Cap 8. (Editado)

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Tras pasar la noche llorando, decidí salir de mi habitación, ya había amanecido y tenía hambre. Salí al pasillo y me percaté de una voz femenina que provenía de la habitación de Katsuki. Se me hacía muy extraño, pues él no hablaba con ninguna chica que no fuera yo, ni tampoco con chicos. Así que me acerqué a la puerta para escuchar lo que decían y reconocí la voz, era Uraraka.
Abrí la puerta y me encontré a la chica encima de él besándolo, vi que Katsuki tenía los ojos como platos.
—Oh, ya veo. No os molesto, estaré llorando otra vez en mi habitación, por si me necesitáis para algo. —cerré la puerta e hice lo que dije.
Tras un largo rato de gritos e insultos por parte de Katsuki escuché cómo se cerraba la puerta bruscamente. Salí de mi habitación para confrontarlo, pero él sólo me ignoró y entró al baño para lavar sus labios, cada vez con más fuerza. Lo observé desde fuera confusa y tomé su mano para que se detuviera, no quería que se hiciera daño.
—Deja de hacer eso, por favor.
—¿Por qué has tenido que abrir la puerta en ese momento? —me miró con una expresión un tanto extraña, tal vez se sentía avergonzado.
—¿Todo lo que dijiste sobre lo que te hacía sentir era mentira?
—¡No, por supuesto que no!
—¿Lo de anoche fue solo algo superficial?
—Te juro que no, y me enfada que lo pienses —puso sus manos sobre mis hombros y me miró a los ojos—. Esa enana entró sin más a mi habitación, traté de mantener las distancias, pero ella no me dejaba tranquilo. Solo me besó cuando tú abriste la puerta. Yo no besaría a esa idiota ni aunque me pagaran. Tú eres la única que me agrada, ______.
Me sorprendí al escuchar mi nombre. No me había llamado inútil o idiota como siempre lo hacía, lo decía en serio.
—Siento haber dudado de ti, estoy hecha un lío —me aferré a su camiseta, escondiendo mi rostro en su pecho mientras lloraba desconsolada—. Ni siquiera deberías darme explicaciones, no eres mi novio ni nada de eso, pero me ha dolido.
—Deja de llorar, idiota, tu maquillaje se va a estropear. —bromeó serio mientras acariciaba mi espalda.
—Sabes que no llevo maquillaje. —le golpeé con delicadeza y él alzó mi mentón.
Observó mis ojos con detenimiento.
—Estoy empezando a creer que yo también te agrado. —bajó su mirada a mis labios y yo decidí robarle un beso, a lo que él respondió acercándome más a su cuerpo y llevándome a su habitación para echar, tras cerrar la puerta, el pestillo.
Se quitó la camiseta y yo me deshice de la mía, sentía cómo el calor subía y cómo sus manos acariciaban mi espalda a la par que besos húmedos adornaban mi cuello. Sus besos bajaron a mi abdomen, pero no tardaron en volver a subir hasta toparse con mis ansiosos labios. Su rodilla se adelantó hacia mi entrepierna, provocando que me estremeciera y me agarrara a su espalda con más fuerza.
—¡El desayuno está listo! —nos comunicó Mitsuki.
—¡Vale! —le respondí y Katsuki decidió bajar sus besos, por lo que tuve que tapar mi boca—Katsuki...
—Esa vieja puede esperar, pero esto no.
—Tengo hambre. ¿Estás seguro de que no puede esperar? —alzó la mirada molesto, pero negó con la cabeza y se separó de mí—Puede esperar.
—Gracias. —tapé mi cuerpo con la sábana y le indiqué con un gesto que saliera.
—Pero ya te he visto desnuda.
—Me sigue dando vergüenza. —señalé la puerta.
—De acuerdo.
Salió de allí y logré relajarme para volver a vestirme.

Se hizo de noche y yo salí de la ducha. Había puesto la música a todo volumen porque era a lo que estaba acostumbrada y no parecía molestarle a nadie. Me puse una toalla mientras cantaba  y bailaba.
La puerta se abrió y el rubio se asomó.
—¿Guns N' Roses? ¿Te gusta? —me miró sorprendido.
—Sí, me ayuda a estudiar y relajarme. —me miré al espejo mientras me peinaba—Pasa o sal, pero no tengas la puerta abierta.
Katsuki entró sin pensárselo dos veces y echó el pestillo.
—No mucha gente escucha Guns N' Roses en Japón.
—A mi madre le encantaban, pero a mi padre le gustaba la música lenta.
—A mí me encanta Welcome to the jungle. Me recuerda a ti. —le miré asustada—¡Por lo de la jungla, no por la canción en sí! Maldita.
Sonreí y me acerqué para poner mis manos juntas en su nuca y mirarlo a los ojos.
¿Do you think I'm a girl who's hard to please?
—No he entendido nada y lo sabes.
—¿Piensas que soy una chica difícil de complacer? —asintió—You just have to make me feel your serpentine.
—¿Cómo es que sabes hablar inglés? Las escuelas son caras.
—Viví en Estados Unidos hasta que cumplí seis años y luego en Australia hasta los nueve.
—¿En serio?
—No, pero sé algo de inglés gracias a la escuela y los videojuegos.
—Vale, pues... I want to hear you scream. Es la única parte que entiendo de la canción. Oh, ya entiendo lo que quieres.
—¿Sí? —dejé caer la toalla.
—Sí. —le subió el volumen a la música.

Fuimos a mi habitación al terminar y me puse el pijama. Katsuki miró su espalda en el espejo, llena de heridas.
—Lo siento. Sabes que no controlo mi don.
—Si dejarán cicatriz me harían ver más fuerte, ¿no crees? —posó frente al espejo.
—¿Más fuerte en la cama? —bromeé.
—No, ya sabes cómo soy ahí.
—Bueno, más bien sé cómo eres en la ducha. Ahora veremos cómo eres durmiendo en la cama. —me tumbé y le hice un gesto para que se tumbara él también.
—¿Dormir contigo? Eso no se hace hasta después del matrimonio. —esbozó una pequeña sonrisa.
—Entonces me casaré contigo lo antes posible para poder hacerlo. Buenas noches, Katsuki. —me levanté para besar su mejilla y volví a la cama, el chico no tardó en lanzarse a la cama y abrazarme.
—Eso de casarte conmigo... —siguió hablando pero no logré escucharle, el sueño pudo conmigo.

No sé qué nombre ponerle (Katsuki x tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora