Una semana después me encontraba en la U.A. mirando desde mi asiento por la ventana, ese día me había sentado sola, Katsuki estaba en casa enfermo.
No estaba aburrida, desde que me acordé de aquella horrorosa escena, suelo estar un poco intranquila, a veces mis manos tiemblan sin razón alguna, pero lo demás está normal.
Noté cómo tocaron mi espalda para llamar mi atención, a lo que yo me sobresalté.
—Oh, no quería asustarte, _________.—Midoriya se separó un poco.
—No, tranquilo, ¿pasa algo?
—Pues... veo que hoy estás sola, ¿y Katsu-chan?
—Está enfermo, tiene fiebre.
—Ah... ¿te molestaría que me sentase contigo? No estoy muy cómodo al lado de Uraraka.
—Puedes sentarte, así me haces compañía.—le dije y sonreí.
Él se sentó y hablamos un poco de cosas triviales, hasta que tocó el tema.
-¿Qué tal llevas... eso?—preguntó con preocupación.
-Intento no acordarme, pero me es imposible. Es muy patético que alguien que salvara a tanta gente, no pudiera ocuparse de su hija.
Mientras volvía a casa, vi a unos niños paralizados en un callejón, por lo cual me acerqué sigilosamente y pude comprobar que un villano les estaba hablando sobre algo, fui y me puse delante de ellos.
—¡Hey, tú, déjalos en paz!—me di cuenta de que era Dabi, pero no por ello bajé la guardia, rápidamente puse a los niños detrás de mí.
—Es increíble cómo cada vez te pareces más a ella.—sonrió para después indicarle a los niños con un gesto que se fueran del lugar, se acercó a mí, era mucho más alto que yo, me miraba como si fuese una hormiga a la que podía aplastar fácilmente pero con un toque de burla al mismo tiempo, lo cual me hizo ponerme más tensa—Mi jefe te lleva buscando mucho tiempo.—tomó un mechón de mi pelo y empezó a examinarlo, parecía fascinado-La hija de Fauna's Glory.
—Y tú el hijo de Endeavor, parece mentira que ahora nos hablemos como desconocidos, Toya. —recibí un puñetazo en la mejilla.
—Soy Dabi, ¿recuerdas? Llámame Dabi.
—¡No tengo por qué llamarte por tu nombre si tú no me llamas por el mío! ¡No quiero que vuelvas a decir el nombre de mi madre! —grité aguantando las lágrimas.
—¿Cuál? ¿Fauna's Glory? ¿Te molesta?—dijo con una sonrisa psicópata—. La niña va a llorar... Qué pena...
—¿Hay algún problema con que llore? —le miré fijamente a los ojos.
—Está bien. Creo que no haré caso al viejo Tomura y te dejaré marchar, pero solo si nos vemos aquí todos los días.—me robó un beso, después se fue del lugar.
Yo estaba desorientada, hasta que una voz familiar me sacó de mis pensamientos.
—¿______? —volteé y vi a Uraraka montada en una bicicleta—¿Qué haces aquí?—preguntó bastante incómoda.
—Eh... creo que me iba a casa.
—¿Quieres que te lleve?—asentí, aunque no hablamos sobre nada en el camino.
Cuando abrí la puerta de la casa todo estaba normal.
—¡Ya he llegado! —me asomé al salón y vi a Katsuki durmiendo en el sofá.
