Era una hermosa mañana. Habían muy pocas nubes, el sol tan brillante como de costumbre, los pájaros cantaban, sus sabanas se volvían rojas... Espera, ¿Qué?
¿Rojas?
Al percatarse de la situación en la que se encontraba, Ochako no pudo evitar soltar un grito que probablemente haya llegado a despertar a sus compañeros, o por lo menos a hacerlos removerse por el ruido. Con dificultad intentó levantarse de la cama, pero lo único que consiguió fue caer de morros contra el suelo. No pudo evitar llorar.
De un momento a otro, la puerta de su habitación fue abierta de par en par, dejando ver a sus tres compañeros varones, los cuales al escuchar su grito vinieron a toda prisa a ver que pasaba.
–Uraraka-kun ¿Qué ocurre? ¿¡ESO ES SANGRE!? –preguntó, o más bien, gritó el de mayor estatura. Movía sus manos de forma robótica a causa del pánico, mientras que el de ojos como esmeraldas estaba a punto de romper a llorar al ver el estado de su amiga y, probablemente, persona que le gusta.
Todoroki por otra parte sabía claramente lo que le pasaba a la menor, pues al fin y al cabo antes vivía con su hermana mayor.
A paso rápido se dirigió a su habitación, se vistió con lo primero que encontró y salió del apartamento mientras murmuraba un "enseguida vuelvo".
Quince minutos y muchos gritos y lágrimas más tarde el de pelo de dos colores entró por la puerta del apartamento con un ligero sonrojo, algo raro en él. Sin decir ni palabra ni media se apresuró a darle a Uraraka la bolsa que llevaba con él y a pedirle a Midoriya que le ayude a levantarse del suelo, donde aún se encontraba, para que la lleve a su baño.
La castaña agradecía en su interior haberse dejado la ropa preparada en el baño para hoy. Al mirar dentro de la bolsa encontró compresas de diferentes tamaños, tampones, toallas íntimas, pastillas para el dolor del vientre y una pequeña botella de agua.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su cara al imaginarse al de orbes heterocromáticos en el supermercado que hay cerca de la institución, comprando el contenido de la bolsa en la sección de cuidados femeninos y siendo el centro de atención de todas las féminas sobre él. Luego le agradecería.
Después de acabar de cambiarse de ropa, ponerse una compresa y tomar una de las pastillas, a paso lento salió del baño encontrándose con Deku esperando apoyado en la pared de al lado de la puerta.
–¡Uraraka, lo siento mucho! Estaba muy asustado y no sabía como reaccionar. De verdad lo sie- –se calló de golpe al sentir la mano de la menor encima de su cabeza acariciando sus verdosos rizos.
–No pasa nada Deku-kun, siento que tuvieras que ver algo tan impactante tan temprano –se disculpó con una sonrisa y los ojos cerrados. Al abrirlos y presenciar al pecoso sonrojado hasta las orejas, sus mejillas se colorearon de un color carmín también.
–¿T-te ayudo a caminar? –preguntó Midoriya segundos después. Ella asintió, pasó un brazo por encima de los hombros del contrario y este, vergonzosamente, posó su mano en la cintura de la menor para que no pierda el equilibrio.
Así los dos llegaron a clase, donde la castaña fue interrogada por sus amigas. El de herbas verdes empezó a hablar con el medio albino.
Pero tanto Uraraka como Midoriya compartían el mismo pensamiento.
Cada vez me gusta más.
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Entre koseis y risas [Izuocha]
FanficPara mantener la seguridad de sus estudiantes, detrás de la academia se han construido apartamentos donde se separarán por grupos a los estudiantes para que vivan en territorios de la academia y como extra, que aprendan a valerse por si mismos. La e...