Parte XII

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Su hermana Sora con una cortada en el cuello ahogándose mientras apretaba la mano de Shire mientras que Suk respiraba con dificultad teniendo un pedazo de un cristal extraño en en hombro y otro a mitad del pecho.

—No pueden morir así... aún no. —Las abrazó con toda esperanza a que algo sucediera, cuando sus manos soltaron un resplandor.

Te lo obsequio, mi querido hijo Del... Shire... seas quien seas siempre te amaré y para demostrártelo te obsequio aquello que podría salvarle la vida a los que amas. Es voz, definitivamente era ella.

—¿Mamá...? —Era como revivir aquella pesadilla, pero se sentía tan hermoso.

Observó a las dos jóvenes y comenzó por cubrir la herida de Sora mientras intentaba retirar aquello de las de Suk sin lograr mucho; Sora se había relajado más, ahora respiraba mejor y el sangrado se había detenido, pero la herida seguía presente y con riesgo a que se infectara.
Cuando consiguió retirar aquel objeto del cuerpo de su hermanita menor pudo percatarse que no respiraba, ella ya no respiraba.

—No, no, no... ¡Aleina! No... ¡Suk Ha Kim! No te atrevas a irte sin haber luchado antes... ¿quién solucionará tantas estupideces de la familia? —Sus ojos no estaban cristalizados pero el nudo en su garganta era enorme, se quedó sin habla por ello.

Otro zarpazo de parte de la bestia se aproximaba, pero el coraje lo hizo detenerlo de un solo puñetazo, lanzando a la bestia por varios metros mientras sus ojos se volvían azules, como había sucedido con su madre Helena.
La desesperación había entrado en su cabeza, se cubrió el rostro mientras comenzaba a jadear y quejarse sintiendo sus piernas caminar hacia la criatura mientras que algo brotaba de su espalda junto con pedazos de su propia carne y chorros de su propia sangre.

—¡Suk Ha! —Gritó al aire para luego derramar todas esas lágrimas.

Aquello que brotó de su espalda eran nada más ni nada menos que 6 cuchillas largas que le ayudaron a saltar por todos los metros restantes y después le ayudaron a destruir parte por parte al ser asesino de su hermana.

(...)

Su mirada estaba perdida en el cielo hasta sentir que seguía con vida, se encontraba jadeando mientras sentía un dolor agonizante recorrer la mitad de su cuerpo.
Se preguntaba si había logrado su propósito al haber saltado para salvar a sus hijas, pero el ver su brazo izquierdo ausente y a cien metros de distancia los cuerpos inmóviles junto al grito de su hijastro le hicieron saber que había fallado.

—Lo lamentó tanto... les fallé... Suk, Sora... Helena, te fallé. —Cerró los ojos sintiendo aquel líquido derramarse tanto hasta el punto de sentirlo debajo de su espalda y llegar a sus muslos.

—Este no es lugar para morir... papá. —Lo sostuvo entre sus brazos mientras su mano detenía la hemorragia tal y como sucedió con Sora— Por cierto, Suk ya no está con nosotros.

De pronto sintió un gran golpe en el pecho, pero no había sido nada, tal vez sólo era su coraje.
Repentinamente la criatura que estaba merodeando por la zona se quedó observando al cielo, hasta qué tal dragona carmesí apareció para sostenerla con sus patas y comenzar a morderla con toda su fuerza arrancándole carne; su aguijón se había enterrado en el vientre de la criatura mientras que de su nariz se lanzaba un rayo blanco que le había quemado el rostro y estaba dejando al descubierto sus huesos.

Eso será suficiente. Voló hacia los demás para ser recibida con un ataque de parte de Shire, una puñalada con sus cuchillas directo al pecho, ella rugió para convertirse en humana lentamente mientras caía.

Antes de lo sucedido, Júpiter se vio envuelta en una búsqueda con un joven que se ofreció a ayudarla: Ryuusei Knight. Así que se puede decir que al llegar aquí, ya tenía varios días de haber escapado y asesinado a su padre.

My Heart-Shaped Box (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora