Parte X

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Las cosas siempre comienzan bien, con algo de felicidad por aquí y por allá, hasta que te das cuenta que no todo el tiempo será así, y te das cuenta por las malas.

Venus ni siquiera había tenido la oportunidad de demostrarle a sus padres y familiares que aquello que tanto les preocupaba, su herencia demoniaca, no era peligroso, ella podía controlarlo pero nadie creía posible ello aún cuando había demostrado ser más fuerte que Helena, más fuerte que el mismísimo Shire.

Shire estaba cuidando de su hija, tratando de pensar en cómo había llegado a ese punto, desde 4 años atrás había estado pensando lo mismo. Así es, habían pasado 4 años.

Él había aprendido a querer a Roou no sólo como la madre de su hija, sino que ahora sí podía llamarla esposa sin tener vergüenza ante su acto de años atrás.

Helena había arribado a la casa de su hijo por una circunstancia algo preocupante, algo que sabía que regresaría a su vida tarde o temprano, algo que le cambiaría la vida aún cuando ya le había hecho daño antes.

—Se presentó un conflicto en La Villa, Noah me informó y parece qué hay escasez de recursos y varios ataques reportados por parte de individuos desconocidos. —Suspiró, no quería tener que entrometerse más en la independiente vida de su primogénito— No quisiera pedírtelo, pero me gustaría que nos ayudaras. Eres más fuerte que nosotros juntos, aunque es tu decisión si quieres o no.

—Iré. —No titubeó en ningún momento, sabía cuál era el lugar y años antes le habían propuesto superarlo, debía comprobar que al fin había logrado dejarlo en el pasado yendo al lugar en el que tantas cosas vivió— ¿Cuándo partiremos?

—Dentro de una hora. —Se veía angustiada, pues hacia ya diecinueve años que no iba a ese lugar, desde que todo sucedió.

Había decidido tener una despedida con su familia, ese viaje les tomaría un par de días y sentía que algo andaba mal, la Villa donde nació solía ser tranquila e invisible, así que era extraño y quería despedirse por si algo salía mal.

—Nos veremos, no sé si pronto pero nos volveremos a ver. —Abrazó a su hija demostrándole todo su amor— Esperemos que todo vaya correcto y regresemos en par de semanas. —Sostuvo a Roou de la mano, pues jamás se había tomado la molestia de hacerlo, necesitaba hacerle saber lo agradecido que estaba con ella por salvarle la vida, necesitaba hacerle saber lo agradecido que estaba por haberle sacado de un infierno al que se metió por su voluntad— Aunque no lo haya parecido durante todo este tiempo, te quiero. —Y se despidió de ella con un beso; aún cuando no era lo que quería ninguno de los dos, pero los tres sabían que era poco probable que saliera algo bueno de ahí.

Se encontraba con los demás, eran sus dos hermanas y sus padres, para poder irse.

—Quiero que tengan sumo cuidado, no se separen mucho, no me gustaría perder a ninguno. —Dijo antes de observar a uno por uno con cariño y después echar a volar sosteniendo a Noah.

Algo andaba relativamente mal, lo sabían ambos peliguindas, ese sentimiento de volver a "casa" con una alerta de sus cuerpos era como si alguien les estuviera advirtiendo directamente en el rostro sin que pudieran verlo.

El camino resultó algo largo, fue una eternidad para 2 de ellos quienes ya conocían el lugar.
Caminaron por unos cuantos metros en los cuales no había nada sospechoso, sólo estaba un sitio abandonado y distintos objetos por el suelo regados.

—Debieron ser esas malditas mascotas del Rey Demonio. —Observó atentamente un oso de peluche partido por la mitad y sucio.

—Tranquilo, papá. —Suk había abrazado a su padre para tranquilizarlo, él tenía un ligero problema con los demonios, ellos implantaron esa enfermedad, esa maldición, en su ex-esposa.

—Papá. —El susodicho volteo para luego sostener la mano de su otra hija— Vamos.

Era como ver el infierno, ya casi no quedaba rastro alguno de casas, sólo montañas de polvo y algunos objetos olvidados; parecía que el tiempo se hubiese detenido específicamente sobre esa villa ya que ni los alrededores se encontraban tan nulos de vida.
Pronto escucharon un ruido que los hizo alertarse, aunque ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar cuando vieron a una criatura sombría similar a un dragón.

—¡Cúbranse! —Todos lograron correr a cubrirse detrás de los pocos escombros que quedaban.

Shire había logrado abrirse camino hacia la criatura, la cual le soltó un zarpazo al verlo tan próximo, sin embargo, el volvió a correr para resultar siendo empujado por una segunda criatura.

—¡No! —Saltó a salvar a su hijo, un golpe la regresó con fuerza al suelo.

—Se suponía que me serías fiel para toda la vida. —Increíble.

—¿Claire? —Aquel golpe se lo había dado su anterior pareja, la madre de su hijo— No, tú estás muerta. —Se levantó sin tener miedo a golpear aquel cuerpo algo moreno y de cabellos rubios— ¡Tú estas muerta! —Sin temor alguno comenzó a atravesarla con sus puños cerrados con fuerza.

—Creí que aún me amabas. —La rubia había comenzado a llorar. No había ni un rasguño aún después de lo que Helena había hecho— ¡Me perteneces! —Estaba acorralando a su contraria, aparentemente quería asesinarla.

Por otro lado estaba Suk intentando escapar de aquella bestia que había atacado a su hermano, aunque quería salvarlo a él quien estaba gravemente herido y con su cuerpo en una posición inhumana, pero su pecho aún se movía, con dificultad pero lo hacía.

—Shire. Debemos ir por él, Sora. —Decía a la peliverde quien había comenzado a usar su inútil magia para ese caso.

—Debemos correr. —Sostuvo a la castaña de la muñeca para luego correr a toda prisa hacia su hermano con tal de salvarlo, sólo que no había logrado nada más que estorbar.

Shire estaba tumbado boca bajo, se encontraba escuchando todo a su alrededor pero su vista era negra y sus piernas daban casi media vuelta junto con sus brazos en 3 y 4 partes, pronto pudo percatarse que tenía los ojos cerrados o al menos uno de ellos, el otro estaba ausente.
El escuchar los gritos de sus hermanas le hicieron reaccionar moviendo nuevamente los brazos sanando sus huesos hasta que quedaron como si no hubiera sucedido nada; su ojo derecho, el presente, se quedaba observando a los alrededores hasta ver a las dos adolescentes caer de varios metros casi completamente bañadas en sangre.

—¡Suk! ¡Sora! —Se arrastró hacia ambas mientras sentía sus piernas sanar lentamente— No, por favor, no.

Mientras tanto, los demás lidiaban con distintas cosas que les eran imposibles de combatir.

La flor del mal comenzará a brotar a la décima temporada invernal,
con sus colores de sangre y muerte reluciendo en la blancura de la
reina de la nieve.
La llama eterna marcará su vida,
Los dioses decidirán su camino.
Los demonios interfieren.
Ella cumplirá su destino... sin importar nada, sólo si tiene voluntad...

Logrará cambiarlo.

He vuelto, pero sólo por un rato. No creo poder tener mejor oportunidad que esta para dejarles este regalo por aquí.

My Heart-Shaped Box (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora