Parte XXI

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Arribaron a la casa después de una larga caminata de regreso. Habían tomado un café, compraron todo tipo de comida basura, incluso habían pasado a ver una película cualquiera al cine; estaban tan enganchados en la película que cuando se dieron cuenta, había una muchacha junto a Zaid que se estaba besando con alguien y a la vez este la estaba tocando, cuando se dieron cuenta ya casi entraban en acción... muy gracioso para ambos, que se rieron en el momento más serio de la película.

Dejó pasar primero a su "dama", luego entró él mientras limpiaba el sudor de cansancio de su frente.

  —Lo prometido es deuda. —Cerró la puerta con llave y botó su sudadera al suelo— Te toca arriba.

Estaba nervioso, nunca antes había hecho algo así, aún cuando aparentaba ser tan "macho" de alguna manera.

  —¿Sabes qué? Esta bien si es como la vez pasada.

  —Creo que te encantaría hacerlo distinto que la vez pasada. —Sujeto su cintura— Y tú mismo dijiste que me tocaba a mí.

Directamente fueron a la habitación, donde el peliblanco estaba recostado mientras su seme besaba su cuello con pasión, habían instantes en los que sentía algo de cosquillas a la vez que no podía evitar dejar de moverse; un roce entre partes íntimas lo hizo soltar un gemido que hizo reír a su contrario.

  —¿Por qué te ríes tanto de mí? —Se quejó.

  —No me río, me da ternura. —En un sólo movimiento cambió las posiciones— Anda, haz lo que quieras.

Era incómodo para él, pero el hecho de ver a su contrario tan dispuesto hacía que le motivara un poco más. Comenzó por bajar la última prenda del mayor para masturbarlo con rapidez, de algún modo estaba imitando lo que él había hecho, sólo que fue rápido a la acción; el castaño se cubrió la boca, siempre le habían dado vergüenza ese tipo de cosas como de hablar fuerte o quejarse al levantar algo pesado, así que procuraba evitarlo.

  —No me agrada esto. —Se acercó a su rostro— Creó que prefiero estar en tu lugar.

  —Ni siquiera haz empezado. —Aprovechó la cercanía y junto sus labios para morderlos después— Sólo será una vez, luego lo haré yo.

Las embestidas fueron lentas, ambos lo gozaban, era un paraíso para ambos pero aún habían inconformidades.
Se notaba que ambos eran novatos en ello y que ambos tenían sus preferencias y sin embargo no las estaban respetando en ese instante, era como si les estuvieran forzando a algo; apretaba los muslos del moreno mientras terminaba dentro suyo soltando un fuerte jadeo para siguiente dejarse caer sobre su pecho.

  —Perdóname, pero ya terminé. —Su respiración era agitada.

  —No te preocupes, yo me encargo. —Sintió que se levantaba— ¿Adónde vas?

  —Quiero darme un baño.

  —Hazlo luego... —hizo un puchero, imitando los que hacía el ojiazul— mientras ven acá.

Al no ver reacción alguna del güero se levantó a abrazarlo con tal de convencerlo.

—Anda, hay que relajarnos. —Su mano bajo hasta una zona que lo hizo enrojecer— Dijiste que querías estar en mi posición.

  —¿No crees que es muy pronto?

  —Puede que nunca sea suficiente.

Enredó las piernas contrarias alrededor de su cadera para después recargarlo en la pared y comenzar a embestirlo con fuerza sacando diversos gemidos del pequeño cuerpo que tenía bajo su poder y mandato, el choque de pieles generaba un escándalo en toda la habitación por la rapidez y la rudeza de estas, poco a poco el sitio comenzó a llenarse de ligeros gritos y gruñidos en un volumen audible para pocos metros de cercanía fuera de la casa.

Al sentir que la velocidad disminuía no pudo contenerse a comenzar a complacerse solo.

  —No necesitas hacer eso, —sostuvo su mano mientras lo dejaba en el suelo— yo lo haré por ti.

Lo puso en una posición bastante incómoda, en la cual dejaba su cuerpo a merced del otro, donde había una excelente vista, donde mordía su espalda con pasión mientras jugaba con su "amiguito". Lo puso en cuatro 7u7

  —¿Te gusta, mi gatito blanco? —No obtuvo ninguna respuesta debido a la tremenda sensación que recorría su cuerpo y lo hacía dejar de respirar para contenerse— Lo tomaré como un sí.

Movió las caderas contrarias mientras movía las propias con más velocidad que antes, sus ojos se tornaron de un extraño color ambarino-rojizo como si su celo nuevamente se hubiera presentado mientras que percibía un aroma fuerte a cerezas con vainilla que inundaba todo el lugar; su mano se seguía moviendo sin descanso complaciendo al muchacho.

  —D-dame... dame más. —Suplicó con lágrimas intentando brotar de sus ojos.

Su lado alfa era peligroso cuando despertaba, pero ahora no había nada por hacer, estaba teniendo lo que necesitaba para saciar su necesidad.

Los gritos del muchacho inundaban la casa, el sudor escurría por su frente, su mano sintió un líquido pegajoso y un fuerte, ronco y pesado gruñido suyo lo hicieron detenerse.
Volvió su vista ligeramente hacia abajo, pudo apreciar el cuerpo pecho-tierra con sus brazos parcialmente estirados hacia adelante; estaba temblando mientras respiraba irregularmente, tuvo que levantarlo y recostarlo en la cama para poder preguntarle:

  —¿Qué sucede? —Intentó calmar aquella respiración pesada, entre cortada y cansada.

  —Definitivamente prefiero estar debajo. —El menor se puso su ropa interior y la primera camiseta que encontró, el mayor se vistió completamente— Lo haces mejor que yo. —Se acurrucó en su cuello mientras cerraba los ojos, cansado.

Ya recostados sobre la cama dejaron que sus ojos actuaran como quisieran, cayendo en un profundo sueño después de semejante suceso.

—Oye, Zaid. —Susurró entre sueños, pero consciente de lo que hacía.

—Hmm. —Se quejó dando completamente la vuelta, quedando con la cara en su pecho.

—Te amo.

Tal vez era algo que nunca pudo expresar con nadie más que con su familia, pero ahora tenía oportunidad de hacerlo cuantas veces quisiera.

Nada mejor que una
ukeada antes de dormir
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My Heart-Shaped Box (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora