Parte III

9 3 5
                                    


Noah Kronov Irim.

Tras conocer a una mujer que tenía una pequeña habilidad dañina para cualquiera que la tocara, comenzó a enamorarse aún cuando no podían mantener contacto físico como abrazos o siquiera un beso.

Podo después de casarse con ella a sus 22, buscaron una nueva aventura que consiguieron tras adoptar a una pequeña niña que había quedado huérfana; se trataba de Sora, una pequeña de 2 años descendiente de la raza de las hadas, quién tenía poco potencial mágico.

Al morir su esposa cuando él tenía 25 se dispuso a cuidar de su pequeña hija adoptiva por tanto que le costara hasta que tuvo un malentendido en la ciudad a la que se acababan de mudar: Tracia.

En ese lugar cambió su vida por completo tras conocer a una soldado de élite llamada Helena Ivanov, junto a su hijo Del Leevanov.

...

—Oye, Helena.

—Dime. —Sostuvo su tarro de cerveza dándole un par de sorbos.

—¿Por qué Del té dice papá? —Cuestionó con toda confianza.

Helena ante tal pregunta difícil de explicar escupió todo lo que tenía en la boca hacia el frente ahogándose y quejándose porque se le había ido todo a la nariz.
Se estaba ahogando cuando escuchó la risa de Noah.

—Pregunta incomoda, ¿verdad?

—Bastante. —Tosió varias veces— Es como si yo te preguntara: ¿cuantas veces has tenido sexo y cuántas te has masturbado? —Noah tragó todo lo que tenía en la boca, tomando su torno para ahogarse— ¿Te gusta esa pregunta? —Su contrario negó con la cabeza.

Ambos rieron, pero se contestaron las preguntas.

—Soy una mujer alfa.

—Ninguna y cincuenta y siete.

Echaron a reír, pues era gracioso que hicieran cosas tan estúpidas con su vida.

Lo que sucedió esa noche los unió de por vida: Noah le propuso matrimonio a Helena.

...

Tras unos meses de que Noah aceptara gustoso la ayuda de Helena para cuidar de Sora, ambos mantuvieron una pequeña relación en la cual todos convivían con todos e inclusive se mudaron juntos a una nueva casa pagada por el trabajo de Noah. Helena dejó su trabajo por un tiempo indefinido sólo para cuidar de sus dos pequeños.

—¿Qué te parece si pintamos de blanco? —Preguntó Noah acomodando unas pequeñas hierbas de un florero con agua.

—No me gusta. —Arrugó el rostro— ¿Sabes porqué?

—No. ¿Por qué?

—Porque se ensucia muy fácil y me gustaría tener un perro para que los niños se diviertan un poco.

—Buena idea. —Se acercó a su nueva compañera de matrimonio para abrazarla por la espalda— ¿Sabes qué deberíamos hacer?

—¿Qué?

—Comer, tengo hambre. —Salió de la cocina riendo tras dejar a su esposa desconcertada.

—Eres muy machista, Noah. —Jamás le había dicho de alguna palabra que no fuera su nombre, pues no se sentía cómoda desenvolviéndose con otra persona aún.

Tras una larga espera, la familia se sentó a la mesa para gozar de sus alimentos mientras platicaban de cosas triviales, gustos, disgustos e inclusive barbaridades.
Los cuatro eran felices a tal punto de no querer que ese momento terminara.

My Heart-Shaped Box (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora