7. Declaración

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–OK Marinette lo único que tienes que hacer es relajarte, no es la primera vez que sales con Adrien.

–Lo se Alya pero siento como si lo fuera, no puedo evitar sentirme así y más con lo que paso anoche– Subió sus manos hasta jalar un poco su cabello, se encontraba desesperada.

Marinette habia insistido en que Alya la acompañase hasta su casa para que le diera valor con aquella cita de la cual quería ir pero aún no lograba entender del todo sus sentimientos. Además de que quería que alguien la aconsejará de que hacer y más tratandose de alguien tan especial como Adrien, no quería arruinar nada, aunque fuera algo tan insignificante, él era importante para ella.

–Amiga lo único que tienes que hacer es ser tu misma ¿De acuerdo? Y si dices que quiza Adrien se ha fijado en ti, es por eso mismo.

La azabache levanto su cabeza hasta toparse con los ojos acaramelados de su fiel compañera quien la veía de una forma tierna, tal y como lo hacía su madre cuando requería de ayuda. Alya se levantó de la cama de la chica y se dirigió hasta el armario sacando varios conjuntos de ropa para que así ella se animará de una vez por todas.

Después de tantos conjuntos "eliminados" optó por escoger unos jeans color azul marino junto a una elegante camisa de abotonar color rojo y unos botines negros.

–¿Cómo me veo?–Pregunto la joven mientras se observaba en el espejo de cuerpo completo.

–Te ves presiosa–Alago la morena estudiando la apariencia de la azabache–Ahora viene la mejor parte.

Alya tomo a su amiga de los hombros para que se sentara en una de las sillas y tomar un poco de maquillaje. Colocó una pequeña porción de rubor en las mejillas de la chica y dilineo sus ojos con un lápiz, agregó un color no muy intenso en sus párpados y por último pinto sus labios con un fino color cereza.

Una vez terminado, Marinette se observó en el espejo y sonrió al ver su reflejo.

–¿Y qué tal?–Pregunto una vez más la azabache pero al ver el rostro de su amiga, sintió como sus manos se tensaban–¿No estoy bien?.

–Claro que si, es solo que te falta algo.

Alya sonrió y comenzó a cepillar el cabello de la joven, trensandolo solamente del lado derecho y dejando suelto lo que quedaba, acomodo el flequillo hacia a un lado terminado así con la apariencia de la chica.

–¡Hemos terminado!–Grito con orgullo alzando ambos brazos.

Marinette volvió a contemplarse y no pudo evitar soltar una pequeña risa y rodar los ojos por las acciones de Alya que en ocasiones tomaba cuando se trataba de algo tan serio.

Pero sintió como su cuerpo se volvió a tensar cuando escucho como tocaban la puerta principal. Marinette trato de detener a Alya quien ya corría hacia la puerta.

–¿E-es él?–Pregunto con una sonrisa llena de timidez.

Alya se fijo por la perilla de la puerta para después asentir con ánimos, antes de que se abriese la puerta, Marinette tomo aire tratando de relajarse y una vez que le indico que lo dejara entrar, mostró una pequeña sonrisa asintiendo.

La morena sonrió de igual forma para abrir la fina madera dejando ver al rubio quien ya se encontraba algo impaciente detrás de esta, aunque no la abrió del todo para que aún no se percatara de la presencia de la azabache.

–Hola Alya, que sorpresa encontrarte por aquí.

–Buenas noches Agreste ¿Qué te trae por estos rumbos?–Sonrió de una forma pícara mientras sostenía la puerta.

Un seul Café/TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora