13. Confrontación

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–Es un gusto señor Agreste–Dijo ella con cordialidad.

Gabriel Agreste inspeccionó a su invitada, regalandole una pequeña sonrisa como muestra de cordialidad para después pasar sus ojos a los de su hijo, lo notaba diferente, bastante a decir verdad.

Era cierto que después de la ide de la mansión, ellos casi no se veían después de tanto tiempo debido a su trabajo, pero aún así logró ver ese brillo en los ojos verdes de su hijo, esa chica era muy especial para él, lo sabía gracias a que lo conocía bastante bien.

De nuevo volteo su vista a la joven que se notaba algo nerviosa pero aún así contestó de una forma adecuada.

–El gusto es mío señorita Marinette, espero que se sienta cómoda.

Marinette abrió sus ojos un poco pero aún así trato de mostrarse serena y dio un pequeño asentimiento dibujando una pequeña sonrisa en sus labios.

–Lo estoy señor Agreste.

El de cabello grisaseo volvo a asentir y paso a los jóvenes para dirigirse hasta donde Emilie quien la esperaba en el comedor.

–Adrien ¿Podrías decirme donde están los baños?–Preguntó ella

–Claro, están en la parte de arriba en el pasillo a la derecha ¿Quieres que te lleve?

–Tranquilo, no será necesario–Le guiño un ojo para subir las largas escaleras–Si quieres ve al comedor, yo iré en seguida.

Adrien asintió para después perderse por los corredores de la gran mansión, mientras tanto Marinette siguió su cometido para así llegar, en cuanto entró mojo un poco sus mejillas, secandolas al igual que colocaba un poco más de brillo a sus labios. Al momento de salir, sus ojos se toparon con una puerta que estaba frente a ella, esta estaba abierta dejando ver en su totalidad lo que había dentro de este, su curiosidad despertó y avanzo hasta entrar a ese peculiar lugar.

Estaba iluminado y no tuvo dificultad para saber lo que se encontraba ahí. Sabía que era de mala educación entrar a lugares que no eran tuyos, pero simplemente no podía evitarlo, estaba maravillada al ver lo que encontró dentro de ese gran estudio.

Había varias telas colocadas en algunos de los estantes y más aparte unos diseños en grandes pliegos de papel. Simplemente ese era el paraíso para sus ojos, ni siquiera se dio cuenta de la pequeña sonrisa que apareció en su rostro recordando sus años en los que diseñaba ropa, no sólo para ella, si no también para sus amigas, además de los grandes proyectos que tenía en mente mucho antes de abrir aquella cafetería.

Se acercó a uno de los varios modelos sintéticos que se encontraban en el lugar, hecho un vistazo pasando por la fina tela sus dedos sintiendo el fino tacto de esta.

–Vaya, ya ni siquiera recordaba como se sentía–Dijo para ella misma, recordando aquellos tiempos.

–¿Marinette? ¿Qué haces aquí?.

En cuanto escucho esa voz se puso tensa, rápido se volteo a la puerta encontrándose a Gabriel Agreste en el marco de la puerta con una mueca de... ¿Asombro? ¿Enojo? ¿Confusión?... Simplemente ella no la podía identificar.

–Y-yo... Es que...–Trataba de buscar una respuesta no tan tonta para así salir de su problema–De verdad lo siento, yo...–Respiro ondo y cerró sus ojos para así comenzar– Desde pequeña solía hacer o diseñar varias de mis prendas, amaba todo esto–Reveló mientras miraba todo el estudio con nostalgia–Continúe año con año pero... Cuando termine la preparatoria no pude continuar con mis estudios.

Un seul Café/TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora