2. Pensamiento

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La joven miró anonadada la mano del chico, pero sonrió de igual forma para estrecharla con la de él.

–Marinette Dupain Cheng

–Pues un placer conocerte Marinette– Sonrió el ojiverde al sentir el tacto de su piel. –Y por cierto, un delicioso café– Habló mientras llevaba a sus labios la taza para poder degustar de el.

Ella hizo un ademán con su cabeza sonriendo con un pequeño carmesí presente en sus mejillas, notando esto el rubio.

–Espera...–Salió de su ensoñación la chica al recordar el apellido que él había mencionado momentos antes– ¿Tu e-eres Adrien A-Agreste?– Hablo en un pequeño susurro con sus ojos como platos por la pequeña sorpresa y también para no formar un escándalo.

El chico sonrió por la pregunta.

–Vaya, ¿Quién lo diría? Alguien me conoce– Sonrió ironizando un poco, dirigiéndose a la chica dejando la taza en el pequeño plato.

–E-Este... Yo...– Se sintió avergonzada por como había reaccionado momentos antes.

«Que tonta me escuche...»

–Tranquila, estas tan roja como un tomate– El rubio se levanto de su asiento al ver que ella no respondía.

–Y-Yo...– Fue lo último que pudo decir ya que movió su mano logrando que la taza se tambaleara produciendo que su contenido se esparciera por la madera– ¡Ah! ¡Lo siento, de verdad lo siento tanto!– Dijo nerviosa mientras tomaba un pañuelo y comenzaba a limpiarlo con sus manos temblando.

–Espera déjame ayudarte– Tomo un par de servilletas logrando que el café no sobrepasara la madera.

En un movimiento que ella hizo, su mano y la de él chocaron un poco, causando un fino cosquilleo en ambos, lo cual no esperaban.

–Perdón, s-soy demasiado torpe–Explicó que apartando su mirada y mano rápido de él pasando algunos cabellos por detrás de su oreja.

–Tranquila, ya te dije que esta bien. Todo el mundo puede equivocarse.

Ella asintió levemente, pero se armo de valor para volver a mirarlo, simplemente no sabía por que sus emociones salían así tan derrepente. Se volvió a disculpar y se giro sobre si misma para prepar otro café para el joven.

Regreso con una nueva taza y la dejo en las manos del chico tratando de relajarse y alentarse así misma.

«Ojala Alya estuviese aquí... Ella sabría que hacer en estos casos»

Fue lo que ella se hacía creer para darse ánimos y cambiar el conflicto que se creaba en su mente en esos instantes.

–Yo... Se que te lo he dicho varias veces pero... En verdad lo siento, s-soy muy torpe.

–No es cierto–Hablo Adrien mirándola de frente– Mari, si me permites llamarte asi– Dio una leve risita por su atrevimiento–Todos cometemos errores de vez en cuando.

–Pero no todo el tiempo– Hablo alicaída sobando sus manos por los nervios, observando cada unos de sus movimientos– Siempre hago cualquier tontería o cuando quiero hacer algo bien... –No la dejo hablar interrumpiendola.

Un seul Café/TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora