Capítulo 16- Tu Órbita

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D A N I E L A B R A H A M S

El candado de una de las entradas del observatorio estaba retirado y no me arriesgaría a entrar con una chica, los únicos que tienen acceso a estas áreas de estudio son los altos directivos y cierto alumnado considerado prodigio. Últimamente el internado se ha tornado más inflexible de lo normal y entrar a un lugar retirado de los edificios y con falta de personal alrededor, puede traer consecuencias si no cuentas con un permiso. Por los estudios que he estado realizando durante toda mi estadía en el internado en estas áreas, podría inventar cualquier excusa para disminuir la vigilancia en mis actividades, pero para Gia las cosas serían muy distintas. Le pedí a Gia que me esperara en el jardín del observatorio hasta que yo volviera por ella; este tipo de acciones son cruelmente sancionadas sin escuchar explicaciones, no se permiten errores, así que debes estar preparado para cualquier situación.

Un día antes me encargue de revisar las horas en las que el observatorio estaría ocupado y según el registro todo el día estaría disponible, al menos de que se realizará un chequeo de equipo o limpieza del lugar, pero sería muy improbable, ya que estaría marcado en el sistema. Solo las luces de un pasillo estaban encendidas, era como si la persona o personas iluminaran únicamente el área por la que pasarían, caminé por el mismo pasillo con pasos sigilosos y actitud despreocupada por si alguien llegaba a verme. Mientras más las luces disminuían, un sonido musical se hacia presente con un ritmo familiar.

Cuando el lugar solo quedo iluminado tenuemente por las luces del inicio del pasillo y el sonido se volvió claro, entendí quién estaba dentro de esta habitación sin necesidad de terminar de abrir la puerta entrecerrada.

Tu Órbita.

Es extraño

Sé que puedo darte un poco más

Otra vez

Busquemos el momento

Nunca fuimos dos extraños

Solo quiero darte un poco más

Otra vez está llegando

Busquemos el momento

- ¿Los Bandalos Chinos, de nuevo?- el maestro Baldemar estaba sentado en uno de los reclinables de la sala con su pequeña bocina de siempre frente al gran telescopio con la cúpula cerrada; solo observaba la proyección del universo que se les suele poner a los estudiantes cuando se abre al público para recorridos.

- Siempre, Daniel Abrahams- mantenía sus manos en su pecho, una mano reposando sobre otra justo en su corazón- llegaste justo en nuestra canción.

-Pero maestro, todas son sus canciones- me quede en la puerta observándolo.

-Tienes razón- dio un ligero resoplido- ella se las merece todas.

No necesitaba encontrarme frente a él para saber que en sus ojos se encuentra ese delgado brillo que se forma cuando estas a punto de decaer, porque aún después de 15 años seguía amando a la misma mujer...y sintiendo el dolor de su ausencia.

Retiré la pequeña porción de mi cuerpo que mantenía dentro de la habitación y cerré la puerta antes de volver por Gia. Caminaba al lugar en que se supone debía estar ella, pero no la encontré, seguí caminando hasta llegar a la pequeña colina donde se encontraba Gia acostada en el césped. Pareció no darse cuenta de mi presencia, a pesar de que me encontraba a un par de arboles de distancia delante de ella, detrás de un gran tronco. Tenía puesta su mirada en el cielo con sus manos apoyadas en su pecho, al igual que el maestro Baldemar; solo la miraba pensando en que sucedería si un día ella se encuentra en el mismo lugar y de la misma manera, pero sin ser yo capaz de acercármele por el hecho de ya no estar juntos, o simplemente ya no estar. Una relación es como una película con final abierto, van a existir muchas versiones de como terminó, pero solo los directores sabrán lo que ellos querían que fuera, o lo que fue. Existen muchas razones por las que puede terminar una relación, pero en la mitad de tu enamoramiento no te las imaginas, ni siquiera existe el 1% de probabilidad de que el apogeo de tu romance terminé. Sé que lo que tengo con Gia tiene un final, tal vez próximo o muy lejano, tal vez por una razón muy estúpida, una confusión, diferencias irreconciliables, porque así tenía que ser o porque era lo mejor para los dos; no importan las razones o el tiempo, no quiero saber nada acerca de nuestro final, solo quiero disfrutar de todo el tiempo que nos quede y hacerla la mujer más feliz del mundo.

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